Volviendo de cenar...

Una vez hubieron llegado la acompañó hasta la misma puerta de casa. Estaba un poco alejada, pero merecía la pena. Desde el exterior se veía bien, pero conociendo a la dueña de la boutique el interior sería aún mejor. Apoyó el hombro en el marco de la puerta y se llevó la mano al cabello, enredándolo ligeramente.

—El placer ha sido mio —dijo sonriente— Ha sido una velada muy agradable.

Como si un fuerza magnética la agarrara al marco, se quedó mirando fascinada los ojos oscuros de su interlocutora. Instantes después se puso recta por haberla estado mirando fijamente.

—Ah, lo siento. Creo que debería irme ya.

—Por supuesto —apuntó sonriente— Buenas noches, Alyssa.

Le dedicó una última sonrisa y giró sobre sus talones. Caminó hacia el sedán rojo encendiendose con habilidad el cigarrillo, y exhalando el humo hacia el cielo estrellado. Se detuvo a contemplar las estrellas un instante y después siguió el camino al coche, para irse a casa.