Una vida de verdad....

Empezamos a caminar por el camino de piedras del jardín, sonreí al verla sorprendida. Me pregunto como deberían tratarla en esa horrible tienda, al igual que las otras kitties....Deben sufrir mucho...

- Bueno, espero que te guste, eres libre de ir por aqui y puedes hacer lo que quieras, si?

Le sonreí de nuevo y poco a poco nos acercamos hasta llegar a la puerta principal de la mansión. Antes de abrirla decidí que nos repartiriamos el trabajo, dependiendo de lo que supiera hacer y de lo que no.

- Que clase trabajos sabes hacer? -arrodillandome a su altura y mirandola fijamente sin borrar la sonrisa-

Cuando me dijo que era libre, me emocioné... ¡Al fin! Sin querer las lagrimas brotaron por si solas, tambien en busqueda de la libertad. Me froté los ojos antes de que lo viera, y cuando formuló la otra pregunta, comenzé a pensar que sabia hacer...

- Etto... am..Nizeyo-sama, se hacer las tareas domesticas... - la verdad, aparte de eso, no sabia hacer nada mas... ¿¡Y si la devolvia por eso!? -¡aunque aprendo rápido! Si... si me enseña algo, aunque solo sea una vez, ya lo sabre hacer yo, despues...

Empezé a tener miedo de que por mis pocas aptitudes, me devolviera a la tienda... Bajé la cabeza y observé el suelo.

- Tareas domesticas eh..? Bien

Sonrei de nuevo, me levanté y le puse una mano en el hombro para que levantara la cabeza, abri la puerta de la mansión y entramos las dos. Era bastante espaciosa, con habitaciones muy grandes y una calidez en cada pared. Al centro habia una gran esclaera que se dividia en dos al llegar al final, conducida por una moqueta blanca. Por donde empezabamos? La mansión era tan grande que ahora teniamos otro problema, por donde empezabamos??

- Ven, te enseñaré como es la mansión, luego nos pondremos a limpiar... Asi no nos liaremos cuando empezamos a trabajar...

Empecé a caminar hacia las escaleras seguida de la pequeña y tiramos hacia la derecha: Baño, habitaciones y sala de gimnasio. Luego hacia la izquierda: Otro baño, sala de invitados y el despacho para trabajar cuando me llevaba trabajo en casa.

Luego bajamos, miramos el comedor, la cocina y las demas habitacionesy luego la conduci hasta "el cuerto de la limpieza" por asi decirlo, donde estaba todo lo necesario para limpiar.

- Si no sabes hacer alguna tarea, dimelo y te lo enseño, si? -sonriendole-

Me quedé sin saber que decir, sin querer un leve sonrojo subió a mi rostro, tanto por las palabras de la chica como por ella misma. Esa kitty era muy mona.

- Si? Te gustan? Aunque mucha gente me dice que ese color es raro... -riendo con una gotita en la cabeza-

Nos quedamos riendo un buen rato, cuando nos habiamos "calmado" un poco, seguimos caminandom hasta que la conducí al baño. Allí preparé el agua y mientras se calentaba me miré al espejo.

- Yo no creo que ese color sea raro, no? -mirandola inocentemente-

Salí a coger aire, estaba toda empapada, de arriba a abajo y la ropa estaba pegada a mi como una lapa. A veces era realmente patosa...

- Me resbalé

Dije con una mano tras la nuca y sonriendo despreocupada. Aunque eso no me importó, me senté en la bañera y segui enjabonandola, al final hasta estaba incomoda con la ropa, asi que me la quité, quedandome en ropa interior.

- Bueno, vamos por tu cuerpo -dije cogiendo una esponja-

¿El cuerpo? ¿No quera lavarme ella, verdad? ¡¡Noo!!

- Etto... Nizeyo-sama, ya me puedo lavar yo sola...

Sonreí. ¡Me había salvado! ¡Ya no me iba a limpiar! Aunque envueltas las dos en una toalla... ¿Es que no había mas?

- Nizeyo-sama...

Miré hacia el suelo. No sabía que decir.... Queria que se apartara un poco... por su propia seguridad... Mi corazón latia muy fuerte. Casi pensé que iba a salirse!

Antes de dejarla decir alguna cosa más, respondí yo.

- Si estas pensando en si hay mas toallas.. si que hay, pero esque esta es la mejor de todas, es tan suave~ -le acarcié por detras de las orejitas- como tu~

Sonreí y lentamente me separé de ella, no cogí nada, pero tampoco lo necesitaba, mi largo cabello me tapaba. Puede que en realidad le molestase que estuviera tan pegajosa...
Cogí un pequeño albornoz que me quedaba como minifalda y me fui a la sala de estar. Como no tenia que hacer nada esa tarde, pues decidí quedarme asi. Me senté al sofá y me quedé con los brazos colgando hacia atras, mirando al techo, dejando la mente en blanco y cerrando los ojos por unos minutos.

Me cogió desprevenida... De alguna forma, tal vez por las pocas ventajas que me había dado ser una Kitty, pude cambiar la posicion de ambas, y ella quedó debajo de mi.

- Yo tambien te quiero...

La besé, dejando mi inocencia de lado, pasando a ser un poco... ¿Lujuriosa?

Parpadeé una vez lentamente, dejandome pensar unos segundos. ¿Estaba bien eso? Al volver a abrir los ojos, sonreí y le quité el albornoz lentamente.

- ¿Nizeyo-sama, estas segura?

Sin esperar a que respondiera, mientras la miraba fijamente, comenzé a jugar con sus pezones, rozandolos con el dedo indice.

Giré el rostro hacia un lado, poniendo dos de mis dedos rozando mis labios. Un leve sonrojo subió a mi rostro y empecé a temblar. En verdad... era demasiado sensible, volví a mirarla, con carita de uke, rodeando su cuello con mis brazos y besándola de nuevo. Entre besos algun jadeo se escapaba de mis labios.

- Te dije que no me trataras de -sama... -susurré-

Me encantó ver el aspecto tan debil que tenia... Era realmente hermoso ver ese sonrojo y los tiembles que tenia. No dije nada más, pues cualquier palabra mia podria hacer que se rompiera la atmosfera, solo me limité a seguir jugueteando con sus pechos mientras la iba besando. Me cansé de taparle sus preciosos gemidos, por lo que en lugar de besarla, pasé a lamer sus pezones.

De mi boca empezaron a salir gemidos que sustituyeron rapidamente a los jadeos. Mis manos acariciaron su espalda y su cabello, dándole a antender que no parara.
Empecé a respirar más entrecortadamente y a sonrojarme hasta el máximo. Suavemente le arañé la espalda por el placer que estaba comenzando a darme de verdad.

- No te... detengas... -es lo unico que pudo salir de mi boca-