Compañía y servicio. ~ [Libre ]

Hace algunos días, una de sus compañeras de universidad le había hablado sobre aquello que había decidido tomar como una moda exótica y un tanto retorcida, de las Kitty Girls, aunque por otro lado también le había parecido encantador.
La verdad, eras que no era mucho el tiempo que sus estudios, el trabajo y la editorial le dejaban para si misma, y menos para su departamento, pensó que no sería mala idea tener a una de esas Kitty Girls en su hogar, para no estar tan sola, y para que le ayudara en todos aquellos quehaceres que no rendía, quizá también podría pedirle que hiciera compras pequeñas o si sabía cocinar, se ahorraría un peso de encima, y es que estar llamando a un Delivery no era nada barato.

Dio unas vueltas por el lugar, sin saber exactamente como debía realizar la adquisición de la chica, hasta que la persona, que parecía ser la encargada de el trámite, se le acercó y preguntó por sus intenciones.

- Deseo una Kitty...-Titubeó un poco al hablar, sin saber específicamente qué debía decir.- Que se maneje en los deberes domésticos.- Sonrió esperando que aquel tipo, tuviera lo que ella deseaba.-

Hace aproximadamente unas doce horas había llegado a aquella tienda, había pasado lo de siempre, su amo se aburría de ella y lo que hacia era venderla a aquellas tiendas para poder comprar algo mejor.

Se encontraba separada de las personas gracias a un cristal, lo que hacia que la gente pudiera verla, aun se podía apreciar en su piel alguna marca morada o rasguño a causa de los maltratos que había sufrido por parte de su anterior amo,suspiro al recordar lo que había pasado con aquella persona, cerrando los ojos, sin esperar atención a lo que pasaba alrededor de ella.

Como no sabían como se comportaba era mejor tenerla alejada de las personas, ya que no se sabia por que la habían vendido, las personas pasaban, algunas la miraban con gran interés, pero al ver sus moretones solo arrugaban un poco el entrecejo y comenzaban a ver mercancías que no estuvieran maltratadas.

Abrió los ojos de nuevo y miro a aquella chica que estaba a un lado del mostrador,poniendo total atención en ella. -No se parece a mis anteriores amos....-Era lo único que pasaba por su mente mientras se acercaba a aquel vidrio para poder mirarla mejor.

La persona encargada del local miro a la chica que pedía información, sonriendole de manera amistosa. -Las kitty que tenemos en este lugar pueden hacer cualquier cosa que su dueño les diga señorita...por que no mejor mira nuestras adquisiciones mas a detalle y yo puedo hablarle de la que le llame la atención...-No dejaba de sonreír, esperando la respuesta de su cliente.

Cuando el dependiente le indicó una de las Kitty, volvió su vista con total interés hacia aquel cristal que separaba a las chicas del mundo real, una de ellas en particular llamó su atención, estaba muy apegada al vidrio y la miraba con total atención, la miró un poco de reojo, tenía algunos rasguños, pero nada que con un poco de cuidado y las medidas necesarias, en unos días no fuera a desaparecer.

- Claro, deme un momento - Balbuceó ensimismada al encargado, acercándose al vidrio para contemplar mejor a la chica.

Observó sus ojos, se preguntó si la niña tendría sueño, miró su cabello y se le ocurrió la idea de peinarlo y cepillarlo en las noches. Las noches...Eso le llevó a otro pensamiento; ¿Dónde dormiría su Kitty? Suspiró, ya vería eso cuando la llevara a casa. Paseó sus ojos nuevamente en la chica ante ella, no se veía ni agresiva ni de mal caracter, sonrió a la niña después de unos segundos con confianza y con alegría y despreocupación se acercó al vendedor, habló un par de cosas con él, sacó su billetera de su mochila negra que pendía de su hombro, pagó la suma de dinero que le había sido establecida y esperó un poco impaciente a que el hombre abriera la jaula de la chica de ojos adormilados y la liberara para ella.

Caminó a paso clamo hasta ella y pasó su mano por una de sus orejas con dulzura y vacilación al mismo tiempo.

- Desde hoy seré tu dueña. - Murmuró intentando darle a entender que no era una persona de la cual temer.

Al observar aquella sonrisa, no pudo evitar sonreír de igual manera, mirando después como se alejaba de nuevo, bajando la mirada al pensar que la había asustado, pero al levantarla y escuchar como abrían aquella vitrina para que la chica pudiera entrar solo abrió los ojos sorprendida, mirándola sin entender muy bien lo que pasaba.

Al ver como levantaba su mano cerro los ojos automáticamente, pensando en que la golpearía o algo por el estilo, pero a deferencia de eso solo pudo sentir el suave tacto al acariciar sus orejas, sonrojándose casi al instante mientras la miraba apenada.

No pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro de nuevo al escucharla hablar,acercándose un poco mas para mirar su rostro, abriendo los ojos un poco mas mientras su sonrisa no se borraba de sus labios, levanto su mano para tomar la de ella en una suave caricia, inclinando la cabeza después en señal de que la aceptaba como dueña.

-Prometo poner de mi parte..para no defraudarla...-Dijo penosamente, su sonrisa no se borraba de su rostro, quería preguntarle demasiadas cosas, pero sabia que ese no era el momento oportuno.

-Esta kitty la compre hace muy poco..así que no estoy muy seguro de cuales son las características que puede tener...-Le comento el vendedor a su clienta, al escuchar aquello Nozomi volvió a bajar la mirada.

La caricia recibida por parte de la chica , que por la apariencia no podía tener más de unos 16 años, le hizo sonreír de manera encantadora, como si por un momento hubiera pensado en enamorarla, la inclinación de cabeza le hizo ladear aún más la furtiva sonrisa. Se arremangó la chaqueta y se agachó un poco, quedando a su altura, para así tomarla de la cintura y alzarla un poco.

- Intentaré no ponerte problemas - Comentó riendo con suavidad, volviendo a dejarla en el suelo. Notó que la muchacha estaba algo delgada, pero sin duda era muy bonita.

- Descuide, de seguro que toda va bien -Dijo al vendedor, pensando si la Kitti comería helado, sería bueno darle la bienvenida a su hogar dándole algo rico de comer, pensó.

Miró a la chica durante unos cuantos segundos a los ojos, lo mejor sería llevarla a su departamento, descansar un poco, y de ahí, pedir algo a domicilio para ambas, esa tarde no asistiría ni a la universidad ni al periódico, quería dedicarse a enseñar su departamento a la chica, y a la vez, en conocerla a ella.

-Por cierto, linda...¿Cómo te llamas? -Preguntó después de unos segundos con cierta diversión, al darse cuenta que no conocía su nombre.

Se sonrojo al instante en que sintió como la tomaba de la cintura, aguantando la respiración a causa del asombro hasta que la dejo en el piso de nuevo, Nozomi la miro a los ojos con una sonrisa divertida, mirándola mientras hablaba con el vendedor, pensando que tal vez seria algo divertido estar con ella.

Tomo su mano de nuevo, apretándola un poco fuerte, mientras se emocionaba con cada minuto que pasaba, el sonrojo en sus mejillas aun permanecía, parecía que con ella tendría mas momentos como esos, y eso le gustaba a Nozomi.

Inclino la cabeza en modo de disculpa por no haberle dicho su nombre a su nueva ama. -Me llamo Nozomi...¿puedo preguntar cual es su nombre?...-Dijo levantando la mirada de nuevo mientras ponía uno de sus dedos en sus labios en señal de que estaba esperando la respuesta de su nueva dueña.

Se alegro al percatarse de la animosidad y alegría que la chica poco a poco parecía despertar al la vez que pasaba el tiempo. Sonrió cuando escuchó la pregunta, encantada ante el sonrojo de la menor.

- Me llamo Katherine - Pronunció lento su nombre, sabiendo que para la lengua asiática, no era común. - Por cierto, me gusta tu nombre...-Acarició su cabeza, acomodando algunos cabellos por tras su oreja.- Nozomi...¿Cómo debería decirte? Es un poco largo, ah, sí! Puedes decirme Katto - Le guiñó el ojo. Así era como le apodaban en la universidad y trabajo, por la apariencia y actitudes un poco masculinas.

Las maneras de la menor, le enternecían, pero no quizo mostrarse muy expresiva en cuanto a eso, por lo que se limitó a tomar asiento en una banca ubicada al interior de la tienda.- ¿Qué edad tienes, linda?