Glow of the Eternal City ~ Fantasía ROL ~

Wiz! escribió:

Ésta… es la historia de cómo la ciudad eterna resurgió de sus cenizas…

Tres grandes poderes, tres grandes fuerzas se encontraron por casualidad del destino, el primero, poseía una gran fuerza física, un aspecto imponente y la osadía para hacer cualquier cosa, el gran dragón Dohko. El segundo poseía astucia, carisma, una velocidad incomparable y una fuerza despiadada, el demonio Kradark. El tercero era tranquilo, un ser completamente pacífico, inteligente y con un poder que sobrevolaba la imaginación, el sereno Wiz.

Por una maroma del universo, estos seres se hicieron camaradas. Tres personalidades completamente opuestas tuvieron un mismo ideal: el crear un mejor lugar para vivir. Dohko por su osadía, Kradark por diversión y Wiz para que hubiera paz en ella.

No fue difícil comenzar a construir una ciudad de la nada, ya que ellos eran los más expertos en sus respectivos artes. Todo se reunía en tres grandes palabras: valor, fuerza e inteligencia. El amo del fuego, el señor de los demonios y el maestro de los espíritus. En poco tiempo la gente asustada de vivir en un mundo lleno de demonios y ladrones llegaban a un pueblo en la mitad de la nada, anonadados por su calma, mucha gente comenzó a mudarse a esa ciudad, estando protegida por los tres grandes guardianes.

La ciudad prosperaba rápidamente y la meta de los tres soberanos se completó: una ciudad llena de gente leal hacia ellos repleta de paz y felicidad.

Sin embargo, así como de improviso vienen las cosas, así de rápido se pierden…

Un demonio poderoso reunió a centenares de monstruos que embistieron la ciudad con una gran fuerza, el ser que poseía un rostro siniestro se rió por lo alto, llevaba una gran capucha azul con un peinado del mismo color. Una mirada diabólica y una sonrisa macabra, su simple expresión merecía respeto, ya que fue él quien luchó principalmente contra los tres guardianes.

La pelea fue duradera y tuvo un final trágico. El gran maestro del poder Dohko cayó ante el temible general del infierno, el cual sólo por diversión dejó miles de cadáveres y una ciudad en ruinas. Las dos grandes entidades de la que fue la mejor ciudad del mundo, se revelaron contra el demonio que, a pesar de la diversión que le causaba, desapareció sin dejar rastro. El desierto en el que se había convertido el lugar daba aún más para entristecerse. Kradark, estaba siendo consumido por la rabia y por suerte, Wiz le dijo con serenidad “Todo estará bien”, Kradark se contuvo de revelar su poder al completo. Dohko murió sin dejar rastro alguno, sus cenizas parecieron haberse volado con el desértico viento del lugar de la batalla…

Las dos fuerzas restantes se separaron para encontrar la manera de revivir a Dohko, el cual nadie había oído hablar de él. Wiz viajó por varios lugares que, a fin de cuentas, ése era una de sus actividades comunes. Kradark comenzó su búsqueda de la manera más rápida y eficaz que se pudo, sin embargo ninguno pudo encontrar nada.

Demasiados rumores y pocas verdades.

Luego de varios años, sin aviso alguno se encontraron nuevamente. Ambos negaron la cabeza a las preguntas sobre Dohko.

Kradark quiso intentarlo una vez más. El resplandor de su alma resonaba con su determinación.
Wiz lo apoyó completamente y una vez más resurgió la ciudad de la nada: la ciudad Eterna (Eternal City).

Pasaron muchos años más, la ciudad prosperó increíblemente a una sociedad avanzada. Comercios, plazas, edificios, tiendas. La ciudad no podía estar mejor, la seguridad era excelsa y mucha gente deseaba vivir en la ciudad soñada, inclusive, se hizo popular una torre de batalla que inauguró Wiz junto con la ayuda de las personas del pueblo, los guerreros más poderosos eran invitados a combatir para obtener fama y dinero, la ciudad ganó respeto y se alzó como la ciudad soñada tanto por su paz como por su fuerza. Kradark y Wiz contemplaron el fruto de su trabajo con orgullo y se sonrieron mutuamente, Dohko estaría feliz.

Tal vez el cielo recompensó su esfuerzo.

El gran dragón Dohko renació de sus propias cenizas. Con poco poder, pero sus antiguos recuerdos seguían estando en su mente. La ciudad, sus metas, todo había sido cumplido con una fortuna increíble.

Pero el infierno también quiso recompensar su arrogancia.

No soportaban ver un paraíso en la tierra, el demonio anterior resurgió del abismo y les gritó con soberbia:
“¿Quién se creen que son? Un simple humano, un dragón y un archidemonio. ¡Me repugnan!, ¿no entienden que no pueden ser Dioses? Yo, Marchosias, soy un demonio legendario, así como los que hay en sus textos sagrados, ¡yo detendré su arrogancia por tratar de superar al mismísimo infierno!”
La batalla entre los tres guardianes de la ciudad y Marchosias fue enorme. El choque de la horda de demonios contra los cientos de guerreros de la ciudad eterna fue igualmente colosal.


La pérdida de aquel día consumió el corazón del sobreviviente principal.

Dohko con su osadía no pudo hacerle frente a Marchosias, su poder era demasiado devastador para el dragón que apenas recuperaba su energía. Sus cenizas nuevamente volaron por el cielo junto con las lágrimas de más de algún ser.

El gesto de desprecio de Marchosias hizo que la furia de Kradark se desatase al punto en que ni siquiera Wiz podía detener.

La lucha de los demonios fue larga, llena de poderes extravagantes, impresionantes y sanguinarios, pero a fin de cuentas, el final no fue feliz. La amenaza de Marchosias antes de morir sólo fueron recordadas por Wiz. Kradark venció a su enemigo, pero a coste de su propia vida. Con su sonrisa malvada de siempre se despidió de su amigo y con una flama negra desapareció dejando al descubierto el campo de batalla lleno de cadáveres de ambos bandos.

Wiz descubrió que era el único sobreviviente de la guerra. Su llanto convocó una lluvia recia que se mezclaban con las manchas de sangre de su cuerpo.

Con sus últimas fuerzas empezó lentamente a sepultar a los muertos y a darles un entierro digno.

Cerca de los escombros de la ciudad Wiz observó un resplandor de un color esmeralda, se acercó a él y al quitar los escombros vio una piedra hermosa con un brillo constante y un poder mágico sorprendente. Tan solo con verlo pudo ver que ésa era la esperanza que buscaba para poder renacer todo…

Consumiendo lo último que le quedaba de magia utilizó el resplandor de la bella piedra: Wiz asombrado observaba nuevamente su ciudad levantarse del suelo.

A pesar de la magia de la piedra, ninguna vida pudo ser restaurada.

La ciudad era exactamente igual que la anterior, la única diferencia es que no tenía ninguna persona en ella. Una ciudad vacía.

Wiz miró el resplandor de la piedra y la sostuvo con fuerza. Sus ambos ojos expelían lágrimas pero sonrió, la ciudad renació.

El único guardián debía sostener el sueño de sus amigos y también el suyo...




Esto es sólo el comienzo...