Por primera vez expuesta [libre]

Era la primera vez que se me exponía tras haber experimentado con mi cuerpo que estaba algo frágil tras aquel accidente en Belfast que me dejó en coma y en muy mal estado, estaba encerrada en una jaula mirándo la tienda haber si veía a algúna compradora que se interesara por mi; estaba con las piernas encojidas y me las abrazaba apoyándo la barbilla en las mismas pensando en mis dos hermanos- "Cless, Zelos...os hecho mucho de menos" -pensé siguiendo abrazándo mis piernas mientras colocaba mi colita al lado del muslo y con las orejas bajadas.

La muchacha entró a la tienda sin estar del todo convencida, sabía de las técnicas bárbaras que ocupaban para crear a esas jovenes, pero estaba necesitada de ayuda; no sólo para la florería sino también para la casa, ella no quería una sirvienta, así que si de este modo podía no sólo conseguir una ayudante sino también librar a alguna de esas jóvenes, tal vez no sería tan malo lo que estaba haciendo.

Se detuvo junto a una de las jaulas, en la cual se hayaba una joven de cabello castaño y orejas blancas; la posición que tenía demostraba la tristeza por la que estaba pasando, la joven pelirroja se puso en cuclillas junto a la jaula.

-Hola...- Dijo en un susurro, su mirada demostraba preocupación y tristeza por la situación de la kitty. -¿Cómo te llamas?- Preguntó sonriendole suavemente.

seguía pensando en mis dos hermanos y culpé a mi padre de que ellos hubieran muerto, suspiré tristemente y ví a una chica de cabellos rojizos que se acuclilló delante de mi jaula; vi y escuché que me saludaba y preguntaba mi nombre por lo que le digo:-Nikka Alvein Wilder-dije presentándome, muevo ligeramnte la cola esbozando una suave sonrisilla-Y...usted?

-Dietrich Valhöll- Contestó suavemente -¿Te gustaría ir a vivir conmigo?- Preguntó con ternura, similar a la que transmitiria una madre, fue entonces cuando el dueño del establecimiento se acercó a la pelirroja, una sonrisa torcida se dibujaba en rostro, cosa que provocó que la joven sintiera un inmediato desprecio hacia el sujeto.

-¿Le interesa alguna de nuestras mercancias, Señorita?- Aquella manera en que se había referido a la kitty y la desagradable sonrisa en su rostro, habían terminado de molestar a la muchacha. -Es una buena elección la que tiene frente a usted,- la joven no apartaba su mirada de Nikka -Aunque tenemos otras más jóvenes, que le podría ser de mayor ayuda.

-Yo...-miré al sujeto, no solía enfadarme aunque respondí a Dietrich con una leve y fina sonrisilla-Me encantaría vivir con usted-le dije y miré al seujeto-Yo no soy mercancia, puede que usted me llame así pero tengo un nombre sabe?-tenía cierto caracter y lo dije con la voz algo altita, me di cuenta y me arrepentí-Lo siento, n-no era mi intención gritar-dije con la cabeza gacha y con la voz suave en un susurro.

-¡Cállate!- El sujeto había alzado la mano con un firme gesto de golpear a la joven, pero entonces Dietrich lo detuvo.

-¡Usted le vuelve hablar así y no vive para contarlo!- Le gritó molesta la pelirroja, ya que si bien solía mantener una actitud tranquila y dulce también podía mostrar un carácter fiero, el hombre se soltó de su agarre haciendo una mueca de enfado. -Entonces viene conmigo.- Le dijo al vendedor mientras miraba a la muchacha y le dirigía una sonrisa complice.

El hombre sacó a Nikka de la jaula con brusquedad, lo que ya estaba hartando a la joven de ojos azules, quien en seguida se puso junto a la castaña quien era apenas unos cuantos centimetros más bajita que ella; se acercó al mostrador para llevar acabo el pago.

-¿Se la lleva con correa o en jaula?- Preguntó, lo que confundió a Dietrich.

-Sin ninguna de las dos- Respondió, para luego hacerle un gesto de que la siguiera y así salir, frente al negcio se encontraba estacionado un Ferrari rojo, Dietrich le abrió la puerta para que subiera en el asiento del copiloto. -Gracias por aceptar venir conmigo- Dijo sonriendole de una forma fresca y casual.

Cerré los ojos cuando vi que me iba golpear pero...Dietrich le frenó, sonrio levemente y escuché toda la conversación de ambos; vi que me sacaba de la jaula rudamente-Itae-dije cerrando un ojo y veo que Dietrich se coloca a mi lado, era unos centimetros más baja que ella pero no me importó; ví que iba al mostrador a efectuar mi pago y despues vi la seña para que me acercara, ambas salimos del establecimiento y vi el auto de Dietrich. Me quedé fascinada po la belleza del auto y vi que me abría la puerta del copiloto, subí y me abroché el cinturón aunque...recordé el incidente y tuve algo de miedo; escuché las palabrs de Dietrich y la miré-No quería estar mucho más en ese lugar-le dije suave y dulcemente con una pequeña sonrisa-Gracias por sacarme de allí^^-esbocé por primera vez una gran sonrisa aunque de agradecimiento.

-No tienes nada que agradecer- La pelirroja cerró la puerta para después subir del lado del conductor, pese a que tenía las posibilidades, nunca le había gustado traer chofer, se puso el cinturón de seguridad para así partir rumbo a la casa. -Bueno y ¿Qué cosas te gustan?- Preguntó con un tono de voz que demostraba cordialidad, quería que se sintiera cómoda.

escucho todo lo que Dietrich me dise, vi que se ponía al lado del conductor y prende el auto para ir suponiendo a su casa; escuché su pregunta a lo que respondo-Pues...me gustan las flores más concretamente la flor Ave del Paraiso, los dulces y la música tranquila-le dije, en verdad me gustaban mucho ls flores y pensé que había conocído a la persona ideal.

No pudo evitar que una sonrisa se formara en su rostro ante la respuesta de la joven, aquella persona era ideal para ayudarla. -Bien, entonces creo que no te molestará el ayudarme a atender una florería- Dijo sin apartar la mirada del frente -Por otro lado, espero que dentro de la música tranquila entre el jazz y dentro de los dulces, entren también los pasteles, galletas, gelatinas y demás postres; aunque también sería bueno aprender a hacer aquellos que te gusten.

escuché lo de la florería-Claro que te ayudaré a atender en la florería-le dije mirándo al frente-En cuanto a lo de la música tranquila, incluye muchos estilos de la misma; suelo escuchar mucha música irlandesa y en cuanto a los dulces, me gustan los pastels y toda clase de dulces aunque...nunca probé la gelatina-dije, era cierto que no la había probado pero eso no indicaba que no la probara en un futuro; miré por la ventanilla del auto como solía hacerlo hace mucho

La joven la observó de reojo con preocupación,, nunca podría llegar a conocer el dolor que habría pasado la joven y por lo tanto se sentía culpable de haber accedido a comprarla, ya que de una forma u otra esto promovía tan horrible comercio.

-Sé que tal vez es pronto para decir algo, pero si tienes problemas, no sólo con lo que corresponde con las labores de la florería o con tu vida a partir de ahora, bueno, quiero decir, que si necesitas hablar voy a estar siempre a tu disposición, quiero que me puedas considerar una amiga.- Su tono de voz era serio lo que demostraba la sinceridad de sus palabras.

-Gracias-dije con una leve sonrisa y suspiré, sabía que no podía tenerlo oculto por mucho tiempo; me había acallado todos mis males desde el incidente y soporté muchas cosas, sabía...que con ela podía confiar y mucho-Algún día se lo diré-dije para mi misma en voz bajita mientras miraba como pasaba todo a gran velocidad, me acomodé en el asiento poniendo la cabeza ladeada en el respaldo de asiento quedándo dormidita.

Finalmente llegaron a la mansión Valhöll, había una reja negra que permitía observar el amplio jardín estilo inglés frente a la casa. DIetrich dejó escapar un suspiro, nunca había comprendido el porqué de esa casa, si era hasta ahora que se le daba un uso como tal, miró a la joven a su lado quien yacía profundamente dormida y tras esto ocupó el control que activaba el mecanismo que abría la puerta de forma automática, para así introducir el auto.

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