Otro día más (libre)

Habían pasado ya varias semanas desde la primera ocasión en la que Karin había sido puesta en venta. Algunas clientas se habían interesado en ella pero, finalmente, habían acabado llevándose a otras kittys. Quizá más hermosas, más serviciales, más inteligentes... quizá en muchas cosas mejores que ella. No le importaba. Trataba de convencerse de que no necesitaba que una de aquellas clientas se la llevase para sentir que realmente servía para algo.

-Otro día más...

Su voz era suave, apenas audible. Murmuraba estas palabras una y otra vez, agitando levemente la gatuna cola, pues había advertido a través del cristal que empezaba a anochecer. Además, el número de clientas disminuía poco a poco, por lo que no era difícil advertir que se acercaba la hora del cierre. No sabía si quería irse o si prefería quedarse allí, pero tras aquellos muros de cristal existía una precaria seguridad. Y, sin embargo, debido a la falta de memoria, era lo único que conocía. Su mundo eran las salas de experimentación y aquella zona de ventas. ¿Qué necesidad tenía de conocer... o mejor dicho conocer de nuevo... el mundo exterior?

mis piues me habian vuelton a ese lugar, realmente queria tener dos maidens, rozaline parecia perfecta para mis otros planes, pero necesitaba una que me concientiera y que se encargara de otras labores. Preferia ir asl atardecer, cuando ya todas las kittys monas habian sido vendidas ya que solo quedaria la mercancia especial la que nadie se fija en los detalles, comence a mirar por las vitrinas y vi a una, tenia un traje de sirvienta y pareciera que estaba murmurando algo y la escuche

-¿Te refieres a otro dia mas de encierro?-

Le pregunte poniendo mi sonrisa de siempre, tal vez esta maiden si podia ser util para las otras ocupaciones, y la mire mas de cerca

No pudo evitar un ligero sobresalto al escuchar aquella voz, no por miedo, sino por sorpresa, ya que no había esperado que ninguna de las clientas se acercase ya. Qué tarde era... Incluso la encargada de la tienda parecía dispuesta a cerrar ya, aunque al ver a la mujer se detuvo.

Karin se recompuso y levantó apenas unos segundos la mirada, suficiente para poder ver a la clienta. No se atrevió a continuar ese contacto visual, en parte porque temía que la considerasen irrespetuosa y en parte porque le hacía sonrojarse ser contemplada y responder a esa mirada.

-Sí, señorita. Yo... llevo ya varias semanas aquí...

Ah, qué estúpida era. La vendedora le dirigió una mirada de reproche desde el fondo de la sala, ya que el hecho de llevar semanas allí no era precisamente un incentivo para que la comprasen. Y, sin embargo, a Karin le había gustado la sonrisa de aquella clienta. Quizá conocer el mundo de fuera no resultase tan malo...

vi su sobresalto y mi sonrisa tomo mas matiz de satisfaccion, cuando se compuzo no fue capaz de contener mi mirada y se sonrojo y bajo su cabeza y me respondio

-asi que llevas aqui varias semanas...realmente no han sabido apreciarte-la tome del menton para observarla mejor- puedes que tengas algo interesante, ya que no guardaste esa informacion aunque podia ser perjudicatoria para ti y tu compra, y dime, ¿por que crees que aun no te han comprado?-

como siempre empece a preguntar, queria saberlo y aprovecharme de la situacion, estgo se podia volver entretenido.

Un involuntario estremecimiento la recorrió cuando fue tomada del mentón. No, no era sólo a causa del miedo, sino de aquella timidez al ser observada y examinada por la mirada de la mujer. Se sonrojó de una forma más considerable y dejó escapar un apenas audible suspiro.

-Se...señorita, yo... yo no soy buena para las labores domésticas... Creo que es... es por eso...

Bajó la mirada otra vez, en esta ocasión avergonzada. Era cierto que, por mucho que habían tratado de enseñarla, Karin no era capaz de realizar correctamente estas tareas. En cierto sentidos, era un completo desastre. Aún así, muy en el fondo, tenía la convicción de que para algo servía, de que era útil, aunque todavía no lo había descubierto.

Cuando la tome se estremecio y se sonrojo aun mas asi que escuche atenta sus palabras, se suponia que en la empresa a las maidens se les enseñaba para eso, aun que realmente no me importaba mucho

-Bueno si no eres capas de hacer tareas domesticas debes servir para otra cosa-

sonrei y ecamine con mas detalle su cuerpo bien formado viniendome multiples ideas

- tal vez con el tiempo descubras cuales son tus....cualidades-

Al escuchar sus palabras alzó repentinamente la mirada, con un gesto algo incrédulo, pero al mismo tiempo ligeramente ilusionado. ¿Serviría para algo? Eso sonaba muy bien aunque, en su inocencia, no veía nada diferente en la mirada de la clienta.

-¿De verdad piensa eso, señorita? Yo... ah... me hace muy feliz...

Le regaló una sonrisa tímida, pero sincera. Todavía no se sentía en modo alguno cómoda con la presencia de ella, era demasiado vergonzosa, pero se alegraba de que al menos una de las clientas que pasaban por allí todos los días se dignase a mirarla.

-no tienes de que agradecerme, todos servimos para alguna cosa,dependiendo de nuestros atributos, preferencias y habilidades-

Se veia realmente ilucionada y alegre, como si no hubiera captado el doble sentido de mis palabras, esto iba realmente bien, me gustaban las personas inocentes que no entienden, ya que siempre se lleban sorpresas agradables

-y bueno dime que te gusta hacer, de lo que conoces ya que supongo que no has salido de aqui en un tiempo-

Su gesto ilusionado se reforzó ante las nuevas palabras, asintiendo casi de una forma distraída, pero con la mirada de nuevo baja. Al fin y al cabo, la otra era una mujer libre, y Karin podía ser considerada insolente si la miraba muy fijamente.

-Yo... ah... Yo no recuerdo nada del mundo... del mundo de fuera, señorita... Todos mis recuerdos pertenecen a mi vida aquí, en la empresa... Pero me gusta... me gusta leer... aquí nos enseñaron... y... y las cosas dulces...

Intentó sonreír, pero esta vez no le salió. Agitó dulcemente su larga cola gatuna, ligeramente entristecida. A menudo le dolía no conocer tan siquiera su pasado, las que habían sido sus aficiones antes.

-es extraño que no tengas recuerdos, por lo menos lo has pasado bien aqui en la empresa -

Preferi no invesigar mas el tema ya tendria tiempo para eso despues, lo primero era ganame su confiansa

-Ademas es bueno que te gusten los libros y las cosas dulces estan bien, no tienes por que ponerte triste, velo como una nueva oportunidad, donde puedes conocer mas cosas-

No hizo ningún comentario acerca de ello, ya que en la empresa no había tenido un sólo momento bonito, pero prefería resignarse. Al menos aquella mujer parecía tan amable, tan agradable... Karin casi se reprochó que una especie de esperanza empezase a golpear en su pecho.

-Tiene razón, señorita. Pero no creo... no creo que nadie se interese lo bastante en mí para comprarme...

Sacudió su cola otra vez. Aquella situación la hacía sentirse un poco avergonzada, ya que reconocer eso ante otra persona no era más fácil. Pero se sintió mejor tras pronunciar esas palabras.

No respondio a mi comentario, no me molesto tanto ya que era de esperarse, pero cuando me disponia a decir algo ella dio otro comentario hacerca de su compra.

-¿y como sabes que yo no estoy interesada en ti?-

Le dije y su cola dejo de sacudirse como si se hubiera quedado impresionada por mi respuesta

La miró por completo asombrada, pestañeando levemente y dejando escapar un suspiro. ¿Ah, de verdad...? Le resultaba extraño y asombroso, al mismo tiempo que grato, por supuesto.

-No... no lo sé, señorita... Yo... pensé que alguien como usted no... no... no se interesaría en mí...

Casi no podía hablar de lo nerviosa que estaba, como si fuese incapaz de encontrar las palabras, incluso le temblaba la voz. Pero se sentía un poco mejor, ahora completamente ilusionada.

Vi su mirada asombrada y sonrei al escuchar su pequeño suspiro y luego sus palabras con su voz temblorosa, la tome del menton nuevamente para que se pusiera mas nerviosa

-bueno ahora vez que estabas equivocada-

Me hacerque y le hable levemente al oido aprovechando de soplar su oreja lo cual provoco un pequeño estremecimiento en ella

-por que si me interese en ti para comprarte, por eso me hacerque a verte-

El nuevo toque la hizo estremecerse de los pies a la cabeza. Se removió, inquieta, bajo esa mirada, y casi se echó a temblar cuando sintió el suave aliento en su oído. Se avergonzaba de ser tan tímida, tan nerviosa... pero no podía hacer nada por evitarlo.

-¿Qui... quiere comprarme, señorita? Yo... en verdad sería... ah... un honor...

Ahora ya fue incapaz de decir nada más. Se quedó inmóvil, temblorosa, sin poder mirarla más al rostro.

-Bueno eso es posible en este preciso momento, ya que realmente pareces una opcion agradable-

Me habia percatado de su inmovilidad y su cara baja asi que se la levante para mirarla a los ojos

-si quieres venir conmigo, debes dejar de ponerte tan nerviosa. Te gustaria ir a unas termas conmigo, claro si quieres salir de aqui-

Asintió como pudo, tratando de ocultar en buena parte aquel intenso nerviosismo, sin conseguirlo, pero ahora sintiéndose ya algo más confiada.

-Me gustaría mucho ir con usted, señorita.

Le sonrió con mayor tranquilidad, asintiendo también a su siguiente pregunta, aunque en realidad no supiese muy bien, debido a su encierro y falta de memoria, qué eran exactamente unas termas. No importaba, lo único que deseaba era abandonar ese lugar junto a tan amable mujer.

-bueno si quieres ir con migo tienes que segirme a donde sea-

Le sonrei sensualmente para ver que nivel de rojo podia adoptar ahora su cara, llame a la tendedera que aun quedaba ahi y le pedi que sacara a mi nueva neko, mientras que esta lo hacia page el precio que correspondia, cuando me junte de nuevo con ella, me percate que no sabia su nombre ni ella el mio.

-Por cierto, mi nombre es Maria Shido, y desde hoy deberas llamarme maria~sama, ahora solo sigeme, yo te conducire a unas termas que conosco-

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