Esperando...

Veía callada al exterior. Dos pajarillos volaban jugando entre ellos, emitiendo un suave canto. Cerró los ojos disfrutando del melodioso sonido, mientras abrazaba sus piernas. El sencilo vestido blanco de tirantes se deslizó por uno de sus hombros. Su cabello castaño estaba algo alborotado y caía pesadamente sobre su espalda. Meneó la cola con suavidad y sacudió un poco las orejas.

-Nya...- Susurró en un bostezo, para luego lamerse el dorso de las manos acicalándose. Quería salir de allí... recordaba que la ultima vez que la habían sacado de la jaula, había mordido al encargado, por lo que le habían golpeado y la habían encerrado diciendo que era una neko mala. Es que la había asustado. La había sujetado de la cola y la había lastimado. ¡Era en su defensa!

Cerró los ojos posando la cabeza en el cristal.

Tras llegar a la cuidad le apeteció darse una vuelta por su nuevo hogar, y que mejor lugar que el centro de la ciudad. Estró al centro comercial algo distraida, observando todos los escaparates por los que pasaba. No pudo evitarlo y entró en una tienda de golosinas a comprarse un Pocky de chocolate. Tras salir de la tienda decidió pasear un rato más por delante de los escaparates. Ese centro comercial era enorme, había tiendas de todo tipo y para todos los gustos. De repente se paró en seco, una tienda en concreto le llamó la atención. Neko Maiden Store era el cartel de aquella tienda, había oído hablar de aquel tipo de tienda pero nunca había visto una. Se acercó más al cristal con un pocky aun en la boca, lo que le daba cierto aspecto cómico. Observó un instante a través del cristal el interior de la tienda, en lo primero que se fijó fué en una chica de cabello castaño, largo muy linda, con un lazito rojo sobre una de sus orejas... tubo la tentación de ntrar pero no sabía que hacer -envíame una señal- pensó para sí misma.

Se rascó la nariz al sentir un cosquilleo y suspiró. Frunció el ceño al sentirse observada, bueno era algo normal. Los transeúntes observaban cada tanto aquella tienda, sea por interes verdadero o solo para hablar de lo raras que eran "aquellas" criaturas. Abrió un poco los ojos para ver sus manos, luego volvió la vista hacia el exterior, logrando ver a una muchacha. El cabello castaño era sacudido por el viento con suavidad. No pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa viendo su expresión tan cómica, lo que acabó en una pequeña risa.

Suspiró y volvió a verla parpadeando un par de veces. Sonrió mientras posaba una mano sobre el cristal de su jaula, pero rápidamente la retiró y posó la cabeza sobre el vidrio, volviendo a su postura inicial.

Le pareció muy curiosa la situación, dicho y hecho, aquello que esperaba ocurrió. La neko que estaba en la jaula la miró y sonrió, su mirada y su sonrisa se tornaron en un gesto lindo. Pero de nuevo volvió a su posición dentro de aquella jaula, verla así no le gustaba nada, nadie se merecía eso. Decidida, entró en la tienda, la sensación dentro de aquella tienda se le hacía un tanto rara. Aquello parecía una tienda de animales, pero algo más decorada aún así, lo que había dentro de aquellas jaulas no era animales, sino personas, o al menos ella lo consideraba de esa manera. No le gustaba ver animales en jaula pues aquella situación no le gustaba nada. Se acercó al mostrador con todo el aplomo que pudo acomular, guardando la compostura para no gritarle a la dependienta todo lo que pensaba en ese momento.
Se acercó hasta donde se encontraba la chica que había visto antes, se sentía un poco incómoda ante aquella situación. Una vez estubo delante de la jaula se dirigió a ella.
-Ho.. hola- su voz se quebró, estaba algo nerviosa -¿te gustaría salir de aquí?- la sonrisa jamás dejó sus labios mientras le preguntaba y pedía su opinión, quería que ella tubiese la oportunidad de vivir su vida tal y como ella quisiera.

Mantuvo los ojos cerrados, moviendo levemente las orejas al escuchar la campanilla sonar cuando la puerta fue abierta. Suspiró y se removió en el lugar, prestando atención al sonido de los pasos. Un andar rítmico... pero no parecía calmado. Era como si fuera calculado cada paso que daba la dueña de los mismos. El sonido se detuvo, mientras el cuarto se llenaba de una suave fragancia que nunca había percibido. Se relajó más en su lugar.

Fue entonces cuando escuchó la voz cerca, por lo que se sobresaltó un poco. Abrió los ojos y se giró para ver a la dueña de la voz, sorprendiéndose al ver que se dirigía a ella.

¿Salir de allí? Posó ambas manos sobre el suelo de la jaula, mientras se acercaba un poco más a ella para verla atentamente.

-Hai...- Dijo con suavidad y timidez, luego de asentir levemente con la cabeza. El aroma percibido provenía de aquella muchacha.

Alzó una mano y la acercó vacilante, pero antes de poder tocar sus castaños cabellos, apartó la mano y volvió a colocarla junto a la otra. Temía que la regañaran.

Al ver que la chica asentía no pudo hacer más que sonreir, se marcó un isntante dirigiendo sus pasos, esta vez decidida, hasta el mortrador. Tras una leve charla con la dependienta y la debida transacción volvió de nuevo al lugar.
-Vamonos de aquí, es hora que de disfrutes de tu vida- sonriente le tendió una mano a su nueva amiga, esperando a que esta se levantase -Mi nombre es Iris, por cierto- añadió al darse cuenta de que no se había presentado correctamente. Todo había sido tan repentino que casi ni se había dado cuenta de lo que había hecho.

Observó cada movimiento que daba aquella castaña sin comprender. ¿Por qué parecía feliz con su respuesta? Sonrió levemente, pensando que sería aquello que la había "contagiado".

Alzó la vista cuando ella regresó, sorprendiéndose un poco con sus palabras y con el hecho de que abrieran su jaula. Pasó saliva y volvió la vista a quien sería su nueva "ama", si su razonamiento no fallaba, y tomó su mano dudosa. Su piel era suave y tibia. Un calor gentíl que no había tenido la oportunidad de sentir antes.

-Me llamo Kimiko...- susurró como respuesta, mientras se ponía de pie con su ayuda, para luego sonreír mientras movía las orejas. Sujetó la mano de Iris entre las suyas y la alzó hasta llevarla a su rostro. -Gracias...- Susurró cerrando los ojos, sintiendo el tacto en su mejilla.