Ocio (Libre)

Había llegado hasta allí por casualidad y el ruido y color de las atracciones la atrajo a entrar al recinto ferial. Después de dar vueltas y vueltas sin saber exactamente qué hacer; se tumbó despreocupadamente sobre un banco. Aburrida, la pequeña neko observaba las nubes que pasaban con lentitud. Estaba en un lugar divertido... pero recorrerlo sola no lo era para nada.

-Jo, Akane está trabajando...- suspira- y de Dhalia hace tiempo que no sé nada...- añadió algo triste. ¿Le habría pasado algo a la otra neko?... ¿o en el último momento se arrepintió y ya no quería verla de nuevo?

Cerró los ojos y jugueteó con su gorro ( se lo había quitado; dejando algo despeinada su corta melena anaranjada); tratando de no pensar en nada.

Abrió sus amarillentos ojos al escuchar a alguien carraspear. Ante ella habia una mujer joven que tenía en sus manos un algodón de azúcar.

Al parecer quería sentarse allí; así que Danae se apresuró a reincorporarse y dejarle sitio.

-¡Oh, perdón!- se sonrojó un poco al pensar en su propia falta de modales- que maleducada soy...- bajó la vista hacia el suelo mientras que trataba de peinarse un poco con la mano que no sujetaba su gorro.

La desconocida se sentó en el banco y probó del dulce que había comprado.
Mientras lo hacía, Danae la observaba de reojo en silencio. ¿Quizás ella también ido a ese parque sola?
Pensando en eso, la otra la miró de reojo y Danae apartó la vista apresuradamente. Entonces, notó que la rubia alargaba el algodón de azúcar hacia ella.

-¿Eh?- le preguntaron si quería un poco.Volvió a mirarla y se encontró con unos ojos azules que se posaban en los suyos - ¡Ah! Em... bueno...- la olor del dulce entró en su nariz y su estómago rugió un par de segundos- ¡!... p-perdón- se llevó las manos a la tripa y volvió a bajar la vista,roja.

"Jo, primero lo del banco y ahora esto... ¡menuda imagene estoy dando" pensó apurada.

Se estaba riendo. Normal... era una situación cómica... aunque para ella fuese algo vergonzosa. Suspiró, tratando de calmarse para que sus mejillas regresasen a su color natural. Se colocó el gorro más que nada por tener algo que hacer durante esos momentos de silencio. Que contradictorio: le gustaba conocer gente pero odiaba la sensación de timídez que tenía siempre al principio.

La de ojos azules volvió a hablarle, ocultándolos de nuevo tras aquellas gafas de aviador.

- ... - dudó un poco pero se atrevió a contestar- sí... estoy sola. Y... vale... paseemos.
Total... no tenia nada más que hacer... a parte de quitarle el sitio a la gente tumbándose.

La mayor se puso en pie y Danae quiso imitarla; entonces le ofreció el brazo, sonriéndole. Tardó un par de segundos en reaccionar pero finalmente lo tomó, sonriendo y bajando la vista de nuevo por la timídez.

Empezaron a caminar hacia donde más gente y actividad había. Danae observaba la gente que pasaba por su lado: parecían divertirse mucho o al menos eso transmitían sus risas.
Escuchó el nombre de la rubia: Cindy. La miró y se encontró otra vez con sus ojos azules. Ahora que se fijaba, era alta... aunque ella misma era bastante bajita.

-Yo me llamo Danae- respondió- encantada de conocerte- sonrió fugazmente. Parecía que Cindy estuviese viendo algo que le llamaba mucho la atención. Confundida se llevó su mano libre a la cara- Etto... ¿es que voy manchada o algo?- volvió a sonrojarse un poco.

-Am... gracias- respondió vergonzosa al comentario sobre sus ojos.
Cuando era humana eran verdosos pero cambiaron a causa de los experimentos. Sonrió, era la primera vez que le decían que eran bonitos.

Siguieron caminando hasta detenerse frente a uno de esos tenderetes de comida. Cindy parecía esperar a que le pidiera algo. Dudosa, observó lo que allí había y luego a la humana.

-¿De... de veras puedo elegir algo?Es que... no quiero hacerte gastar dinero...- ladeó ligeramente la cabeza mientras su anaranjada cola se movía de un lado a otro.

-...ok...- paseó su mirada por los distintos dulces mientras Cindy fumaba.

Tras unos momentos, por fín se decidió.

-Me... me gustaría una de las manzanas de caramelo, por favor- pidió con educación.

Se alejaban del puestecillo de comida. Probó de la manzana: estaba bastante buena y dulce. Iba a ofrecerle a la rubia de ojos azules cuando se dió cuenta de que miraba algo que estaba muy alto. Siguió su mirada y comprobó que se trataba de la noria.

-No lo sé... nunca he montado en ninguna...- confesó. Cindy se adelantó a comprar los tickets antes de que contestase del todo.

Volvió a mirar a la atracción.

-Parece muy alto...- pensativa- seguro que se ve la ciudad desde ahí.

La empujó con suavidad hasta entrar al carruaje. Se sentó frente a Cindy.

- A lo mejor te asustas tú- bromeó. La atracción se puso en marcha, sobresaltándola un poco- ... ok, retiro lo dicho-rió un poco, sonrojándose.

Con lentitud, se acercó a ver como el suelo se alejaba de ellas.

-¡Uoh!- miró con asombro todo el parque de atracciones mientras su cola se movia con entusiasmo- ¡que alto!

Todo empezó a moverse, dando vueltas y vueltas... el suelo parecía succionarla para que cayera. Se agarró con fuerza a una de las barras y miró temerosa a la rubia.

- ¿y... y si se cae?- se mordió los labios, encogiéndose sobre sí misma y erizando un poco su sola.

Empezaron a bajar... menos mal. Suspiró aliviada; relajándose.

-Eres mala- se quejó infantilmente- y no soy bonita- aparta la vista, sonrojada y fruciendo el ceño.

-Y fumar está mal- añadió muy muy muy bajito.

Salieron de la noria y se sintió un poco mal por la regañina del encargado aunque apenas le hicieron caso.

Cindy rodeó sus hombros y se acercó.Demasiado cerca a lo que normalmente estaba acostumbrada. Su cuerpo se tensó un poco.

La mayor sonrió.

- ....- la mira pensativa - pasa la tarde conmigo- le sonríe y le ofrece un poco de la manzana- ¿quieres?- intentaba aligerar la tensión que sentía al tenerla tan cerca.

Negó con el rostro al ofrecimiento de la manzana y se apartó, notando lo tensa que se encontraba ella. Sonrió intentando relajarla y volvió la mirada al cielo.

—Será un placer pasar la tarde contigo —afirmó.

Volvió a tenderle el brazo de la manera que había hecho al principio, sonriendo con un deje de dulzura en los labios. Estaba cómoda, era una jovencita agradable después de todo.

—Y bien, ¿qué desea hacer ahora, milady?

Se relajó al ver que se apartaba. A Danae le costaba un poco acostumbrarse a la gente nueva.

Al ver que Cindy aceptó el pasar la tarde sonrió, tomándola del brazo otra vez.

-Hum... ¡vamos a ver algún espectáculo!- se percató de que se había emocionado demasiado y añadió con un tono más calmado- si tú quieres, claro...