¿Cuando me tocará ami?... {Privado}

Llevaba días sin comer nada, se negaba a comer lo que le daban. Llevaba años en aquella tienda, su precio estaba realmente rebajado, se podría decir que era la más barata de toda la tienda. Esta se encontraba sentada, abrazada a sus piernas, observando las sobras de la gente pasar, muchas se detenían delante de ella, pero luego se iban, cosa que hacía que esta se desesperara más. Tenía sus orejas agachadas y su cola felina sobre el suelo totalmente quiera.

Bostezó llevando una de sus manos sobre sus labios y luego miró a la gente que pasaba con cara de pena, pero nadie la quería, y esta no dejaba de preguntarse el por qué* ¿P-por qué nadie me quiere?... *Murmuró ocultando su rostro entre sus piernas, comenzando a sollozar con suavidad.

"La tienda de las chicas-gato"
Nunca había querido acercarse a ese lugar antes. Era cruel e inhumano, Anastasia lo sabía de sobra ya que su madre siempre se lo comentaba. Pero ahora que su madre no estaba debía buscar a alguien que la ayudara con la florería urgentemente. <.

Puso un pie en la entrada aspirando aire como si estuviera a punto de entrar a un lugar donde se hubiera dejado el gas dado. Y antes de siquiera estar completamente en el interior de la tienda una vendedora muy animada la atendió con una sonrisa encantadora y un "¿En que la puedo ayudar?"

-Pues... si fuera tan amable de guiarme estaría muy agradecida -respondió.

La empleada la llevó frente a jaulas y jaulas llenas de pobres chicas asustadas y mal cuidadas. Eso le gustaba cada vez menos.
Se detuvieron frente a la Jaula de una Neko-girl muy animosa y adorable. Era perfecta. Pero...

-¿Que hay con esa? -preguntó de pronto viendo una jaula algo oxidada con una chica menuda y deprimida dentro.

La empleada le explicó que llevaba años ahí y que nadie se la llevaba. "Seguro es porque es tan flacucha, se ve inutil, no se porque aún no la echamos a la calle"

Que coraje le dio escuchar como se referían así respecto a un ser humano (o por lo menos la mitad de uno). Y aún más rabia le dió escuchar como la chica sollozaba.
Se agachó a la altura de la jaula y adoptando un tono de voz dulce susurró: -Ya cálmate.

Sus pequeños sollozos llegaron acabar en un llanto silencioso, pues no quería que nadie la escuchara. Se abrazó con más fuerza a sí misma, notando como su corazón latía de una forma más rápido de lo habitual, le dolía, pero sus lágrimas no estaban concentradas en el dolor de su pecho.
Sus negras orejas estaban realmente agachadas, sin ganas algunas de alzarse, y su cola totalmente inmóvil, y así se quedaría, pues sabía que ese día no iba a ser uno diferente, y que se quedaría allí un día más.

Todos sus pensamientos eran negativos en aquellos momento, y solo se repetía una y otra vez lo inútil que era.
Al escuchar aquella dulce voz sus orejas se alzaron y su llanto se frenó, ¿podría ser por fi alguien que estuviera interesada en ella?... Alzó un poco su rostro y con sus manos se limpio las lágrimas que quedaban, no mostró sonrisa alguna, ni su cola se zarandeó, no quería emocionarse para nada. Primero tendría que asegurarse de que esa chica se interesaba por ella.

Jadeó con suavidad y cuando terminó de secar sus lágrimas despegó sus labios* Hum… *Parecía que quería decir algo, pero como siempre, terminó en silencio, como era típico de ella. Sabía que estaba actuando mal, que de esta forma no sería liberada de esa tienda, pero su actitud, por mucho que lo deseara no cambiaba. Miró de reojo a la dependienta, y esta solo sonreía con superioridad, cosa que hizo que sus orejas se echaran hacia atrás.

Off Rol: Perdona la tardanza, no estuve en mi casa n.ñUu
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La chica no parecía muy dispuesta a entablar una conversación, pero nada perdía con intentar algo más. ¿Como saber? seguramente solo estaba demasiado asustada para responder... si lo pensaba bien, ella misma, en una situación así no sería capáz de responderla a la primera persona que le dirijese la palabra.

-¿Cómo te llamas? -preguntó.

La empleada la estaba poniendo algo nerviosa pues sentía que ésta no dejaba de observarla.