Tan fastidiosa... [Libre]

Estaba sentada en la vinitrina, esperando a que la levaran, algo asustada y nerviosa, por lo que se ponía terca y fastidiosa, moviendo su cola con desesperación, y haciendo gestos raros, miraba a la calle, algunos la miraban, otros la ignoraban.

Estaba vestida con una falda no tan corta, zapatitos finos, lazos en el cabello, y guantes muy delicados con vuelos en las muñecas, parecia una bonita muñeca de porcelana.

Ya han pasado un par de años desde que vivo en este lugar y he abierto la boutique, de la cual hasta el momento me he estado haciendo cargo yo sola, pero creo que ya es hora de conseguir a quien me ayude con el trabajo, no solo en el negocio sino también en la casa. Desde que supe sobre este lugar y las 'niñas' que aquí se consiguen me he estado planteando la idea de comprar una.

Al pasar frente a la vitrina veo al instante a una pequeña preciosa, vestida como si fuese una muñequita de colección, realmente muy bella. La observo un instante hasta que me decido a entrar. Ni bien lo hago veo a un hombre robusto, de expresión poco agradable en el rostro.

~Buenos días, me gustaría saber si puedo tener a la pequeña que se encuentra en la vitrina~ exclamo señalándola, viendo con desprecio como su semblante cambia a uno triunfal, como si le hubiesen hecho una oferta de millones.

~Claro que puede, siempre y cuando pague lo que vale~ su tono de voz no me agrada, más no digo nada, con suerte dentro de poco saldremos de aquí. Se aleja de mi en dirección a la pequeña, tomándola del brazo para traerla. La quedo mirando un instante.

auch! -Se quejo cuando el hombre la jalo del brazo, luego de sobarselo un momento, notó que la habian llevado con una mujer, a la cual no le presto mayor importancia en otros aspectos que no fueran la curiosidad.

Y asi fue como empezo a examinarla con la vista, haciendo gestos en cualquier momento, el hombre la miraba como fastidiado.

Al menos se hiria de hay, con eso le bastaba, sonrió con dulzura, como rogando que la llevaran.

Notó que la pequeña la miraba, quizás por el mismo motivo que ella misma la observaba a ella, curiosidad de saber quien sería la persona que en adelante les haría compañía. Su mirada le suplicaba el salir de allí, y no es para menos, pues se notaba que era un lugar muy poco agradable con tan solo ver a ese tipo raro.

~¿Y bien? ¿Piensa llevarla?~ preguntó ya impaciente el sujeto, intentando parecer agradable, actitud a la que ni siquiera se acercó.

~Si, lo haré, no merece seguir aquí~ exclamó con un tono de voz que disgustó bastante al hombre. Lo siguió para firmar los papeles correspondietes y entregarle un cheque con el monto de la compra.

Se acercó a la pequeña, agachándose un poco para quedar a su altura, y acarició su rostro, esperando que con esto comenzara a tomarme un poquito de confianza, pues sería necesario si iba a ser su compañera.

~¿Cómo te llamas bonita?

Se sonrojo un poco, pero anda mas por lo testaruda e hipocrita.- Sumomo... -Respondió sin mas.

Desvio la vista, era orgullosa y arrogante, se notaba, sólo queria salir y con eso era feliz. Y asi, salio junto a su nueva dueña de la tienda, al mundo que habia olvidado, encerrada en un laboratorio, ese mundo que le habia arrebatado a quien mas quería, a su hermano.

Como asustada, se aferro a la falda de su nueva dueña, quizas temiendo que otra vez la raptaran.

~Sumomo, es un lindo nombre, el mío es Alyssa, puedes llamarme Señorita Alyssa.~ habló con voz neutra mientras salían ambas del lugar, al fin; pese a que el fin había justificado los medios no piensaba volver a entrar a un lugar como ese en mucho tiempo.

Observó como se tomaba de su falda cuando ya se encontraban fuera; no le sorprendió el hecho de que lo hiciera pues sabía lo que era salir luego de pasar mucho tiempo encerrada, solo que en el caso de la pequeña aunque hubiese querido no habría podido salir antes. Se compadeció un poco de la pequeña y colocó una de sus manos sobre su hombro al mismo tiempo que detenía un taxi.

~Ya has salido de ahí, ahora te tocará aprender a lidiar de nuevo con este mundo; de ahora en adelante eres mía, no permitiré que nada malo te suceda pero tu deberás cumplir con tu deber y obedecer mis órdenes, ¿comprendes?~ explicó lo más sintético que le fue posible, observándola mientras esperaba su respuesta, a la vez que el taxista bajaba del coche para abrirles la puerta trasera del vehículo.

No... -Dijo manteniendo la actitud arrogante de siempre, aunque en su interior sabía que tendría que obedecer, le gustara o no, subió al taxi antes que Alyssa.

Alyssa... te llamaré Alyssa, Señorita... no es una buena palabra para alguien a quien no me dan ganas de obedecer... -Le sacó la lengua, sin importarle si fuera ser regañada o no.

La observó de reojo al escuchar sus palabras, enojándose bastante por el tono arrogante que utilizó al decirlas para luego verla subir al taxi; sonrió de medio lado subiendo también y se sentó junto a ella para sin más tomar su rostro por el mentón, lo que provocó que la gatita la viese a los ojos.

~Es tu desición; obedéceme si quieres, o no lo hagas, pero recuerda que en este mundo toda acción se sucede por otra y de ti dependerá que tan agradable sea mi reacción... Algo me dice que me divertiré mucho contigo pequeña~ una gran sonrisa al borde de cínica se dibujó en sus labios al tiempo que casi inconscientemente me relamía sin soltar su rostro; si la sirtuación seguía el rumbo que había tomado entonces quizás tanto dinero y el mal momento se justificarían.

Tenía los ojos abiertos como platos, desvió la vista sin responder nada, se acomodó en su lugar, mas calmada, o al menos eso parecía, su cola se movía de un lado a otro, sin duda era una kitty muy hermosa. Bajo la vista, recordando algunas cosas que la hacían sentir muy mal, se apoyo en la puerta, mirando hacía la ventana.

Lo siento... -Dijo volteando su cabeza hacía Alyssa, bajando sus particulares orejas, y dejando de mover su cola, sonreia con poco arrepentimiento, pero intentaba ser disculpada, de pronto se sentía una buena niña.

Sabes, mi hermano dcía que siempre había que disculparse con las personas... pero creo que nadie nunca se ha disculpado conmigo desde que recuerdo... -No dejaba de sonreir, pero con nostalgia.

Noto como de un momento a otro se vuelve bastante sumisa, o por lo menos deja de lado los aires que se traía desde que nos conocimos en la tienda, Mantengo la vista fija en ella, esperando a ver que piensa hacer, sin perder detalle alguno de sus gestos, tan stiles y bellos como ella misma.

-Creo que esto era algo que no me esperaba; acepto tu disculpa, y por tu bien intenta no volver a comportarte de ese modo, no es propio de una señorita.

Hablo con voz totalmente neutra, sin expresar sentimiento alguno en ella aunque en verdad me parecebien el que deje de lado esa actitud, es demasiado hermosa para ser castigada, prefiero seguir viéndola así, como hasta ahora. La veo algo estrañada al escuchar su comentario, sin terminar de entender a qué viene en este momento.

Si eso piensas... -Sacudió la cabeza,luego, volviendo a ser ella, levanto sus orejas y siguió moviendo su cola, obligandose a animarse.- ¿Donde está tu casa? -Preguntó animada.

Quiero llegar y tomar un baño... me siento tan sucia... -Dijo asqueada.

La observo de reojo, aún es una niña eso es seguro, o al menos su comportamiento sigue siendo el de tal, bastante inmaduro; mientras sepa en la posición en que se encuentra y la acepte no creo que eso influya en mucho, pero habrá que ver para eso como avanza la relación, si lo hace o no.

-El taxi nos lleva hacia allí, ya falta poco para llegar; podrás tomar tu baño y te daré la ropa que necesitarás, además de explicarte cuáles serán tus obligaciones en casa.

Bien... -Sonrió.- ¿Obligaciones? -Preguntó un tanto preocupada.- ¿Que clase de cosas tendré que hacer en tu casa?...

Se acercó para que le respondiera, mirandola a los ojos, entre preocupada y ansiosa.

La escucho preguntar cuáles son sus obligaciones, pero antes de llegar a responderle el auto se detiene frente a mi hogar, donde ahora también ella vivirá. No es demasiado grande pero tampoco muy pequeña; las paredes son blancas, las puertas y los marcos de las ventanas negras al igual que las rejas y el techo.

-Sígueme, te enseñaré cada rincón para que no te pierdas, y explicaré lo que debas saber.

Entro en la casa y hago que me siga, cerrando la puerta tras nosotras. Le voy describiendo cada lugar, llendo primero por la sala, pasando a la cocina-comedor y luego por un pasillo que da al baño y a tres habitaciones.

-Tendrás que limpiar diariamente cada habitación de la casa; has visto que no es muy grande así que no te dará demasiado trabajo; a excepción de este cuarto al que nadie que no sea yo tiene permitido ingresar.

Digo señalando una puerta cerrada bajo llave para luego ingresar en la de al lado, haciéndola pasar detrás de mi.

-Esta será tu habitación, mañana iremos a comprarte ropa y también debemos conseguirte un uniforme de trabajo; la otra habitación es la mía. También deberás ocuparte de cocinar y lavar la ropa, para eso te enseñaré a usar el lavarropas.

Asintió a todo, y al final del recorrido y de las explicaciones, se agarró la cabeza con ambas manos.- aaaa!... rayos! ¿como recordaré todo eso?... -Dijo algo preocupada.

¿Por que no se puede entrar a ese cuarto? -Su curiosidad la impulsaba a preguntar.

¿podré ver televisión, divertirme un momento, inclusó... podremos jugar juntas? -Preguntó inocentemente, no siempre había estado en un lugar tan bonito como lo era para ella esa casa, la ponía alegre, pero tambien nostalgica.

¿Podré descansar algun día?... -Preguntó para concluir.

La miro enarcando una ceja ante sus preguntas, ni que estuviese en un interrogatorio policíaco. Bueno, supongo que por esta vez deberé dejársela pasar, después de todo recién llega, ha de ser normal que no se de respiro y largue una pregunta tras otra.

-Espero que este comportamiento no se te haga costumbre, no me agrada contestar preguntas, y menos cuando llegan de a decenas. De mometo te lo dejo pasar, pero intenta que no sea tan seguido. Veamos, luego buscaré un organizador y anotaré allí tus tareas, con días y horarios para que no se te olvide ninguna.

Mi mirada se afila al tener que contestar la segunda pregunta, hablando posteriormente con tono algo tétrico.

-No es necesario que lo sepas. La puerta está cerrada con traba, solo yo puedo ingresar; y cuando esté dentro no quiero que por ningún motivo se me moleste, ¿queda entendido?. Tendrás un día a la semana libre para hacer lo que quieras, ya sea ver televisión, jugar, leer o salir de paseo, ya verás que haces, pero dudo mucho que lleguemos a jugar juntas, ya estoy mayor para ello y tengo trabajo que hacer el cual requiere de casi todo mi tiempo.

Ya veo... -Dijo, grabando todas las respuestas, con voz desanimada.- está bien... -sus orejas decalleron sin que ella se diera cuenta.

Bueno, da igual... ya había olvidado como se juega... -Suspiró resignada, encaminandose a su nueva habitación. Al llegar, se sentó en la cama, y se quito los zapatitos. En aspecto era como una muñequita, pero sólo en aspecto.

Seguía con las orejas gachas, y sin darse cuenta de ello, suspiró, de pronto estaba muy deprimida. No aburrida, sólo deprimida, no entendía del todo por qué.

No digo nada ante su repentino cambio de humor, ¿para qué darle falsas esperanzas? Debería de saber que la compré solo para que me ayude con las tareas del hogar, no para que sea mi compañera de juegos, hace mucho que no juego y no comenzaré ahora de nuevo, ya soy mayor para ello. Me detengo en el marco de la puerta, observándola sentada sobre la cama, a simple vista cuando se está inmovil parecería que fuese de porcelana.

-Puedes ir ya al baño, está todo lo que necesitas para bañarte, en un momento te llevo ropa, creo que tengo algo que te puede servir, y cuando estés lista iremos a las tiendas por tu ropa y uniforme, además de otras cosas que preciso.

Salgo del cuarto luego de dirijirle esas palabras rumbo a mi propia habitación, revisando en mi placard en busca de cualquier prenda que pueda llegar a quedarle a la niña.

Eres igual que ellos... -Dijo lo suficientemente alto como para que Alyssa la escuchara al momento de salir, corrió hasta el baño y enseguida se quito la hermosa, pero incomoda, vestimenta. Se deshizo de todo, hasta quedar desnuda, abrió la llave del agua, y no espero a que calentara, se sentía tan sucia que se paso la esponja por todo el cuerpo, tan fuerte, que su piel quedaba irritada, pero esa era la única forma de sentirse mejor.

Obedecía, aunque no le gustara, o eso demostrará, obedecía siempre, de una u de otra forma.

Se refresco la piel con agua fria, luego la entivio y se labo el cabello. Tomo las toallas que estaban sobre una mesita, se cubrio con una de ellas, y con la otra se seco el cabello.- ¡Alyssa! ¡Ya acabe! -Grito de la forma mas respetuosa posible, sin tratar de apurar a Alyssa, se sentó en un banquito, cubierta por la toalla suave, esperando con el cabello aun algo mojado.

Ignoro sus palabras, puede que en algún sentido lo sea, pero con el tiempo se dará cuenta de que no soy exactamente igual, solo hay que darle tiempo al tiempo. Al fin, luego de un buen rato de búsqueda consigo una remerita rosa y unos shorts de jean con tirantes que le andarán bien para ir hasta la tienda a comprar más.

Al escucharle gritar que ya ha terminado dejo las cosas sobre mi cama y voy hasta el baño, viéndola sentada, envuelta en una toalla con la piel extremadamente roja. Moviendo la cabeza negativamente la tomo de la mano y la guío hasta mi cuarto, qutándole la toalla que cubre su cuerpo y haciendo que se siente en mi cama, buscando una taquera en el placard para volver a acercarme a ella.

-Deberías tener más cuidado.

Es lo único que atino decir mientras pongo talco en mi mano y comienzo a esparcirlo por todo su cuerpo, desde la espalda al pecho, brazos, abdómen y piernas, entregándole las prendas que había buscado, además de un conjuntito de ropa interior y un par de medias que se encontraba junto a ellas.

Es que... -dIjo un poco aflijida.- tendré mas cuidado, señorita... -dijo un poco apenada.- lo que pasa es que... no me sentía bien asi de sucia, ahora estoy mejor, ya no me siento tanto como maquina si no que como lo que siempre he sido... -suspiró.

Gracias... -Dijo sonriendo ampliamente, mientras sentía como el talco la refrescaba. Se vistió con la ropa que le dejo Alyssa, sonrió.- que bonito... -Dijo con su voz tipica de niñita, mientras sonreia sonrojada.

Escucho sus palabras sin dejar de entalcar su cuerpo, comprendiendo a qué ha de referirse; bueno, si ese es el caso supongo que será la primera y última vez que suceda, tiene una piel demasiado bella como para verla así de irritada.

-Está bien, no necesitas explicarme, solo no vuelvas a repetirlo.

Hablo con voz suave, escuchando luego que le agrada la ropa que le he dado; voy hasta un cajón del placard, el cual abro con la llave para sacar de un sobre algo de dinero y guardo el resto.

-Ahora iremos al shopping por algo de ropa para ti tanto para el trabajo como para salir.

Hablas como una jefa... -Dijo mirandola con curiosidad.- está bien, pero podrías... -Habló mientras se acercaba a Alyssa, y le ponía las puntas de sus dedos en las comisuras de sus labios, haciendola sonreir de forma divertida.- sonreir un poco mas... -Sonrió ella, soltando una risita.

Me sorprende bastante el que se atreviese a hacer algo así, y al mismo tiempo me disgusta un poco, no le digo nada pero le dirijo una mirada que vale más que mil palabras; no me agrada que se tomen confianzas conmigo, ya hace tiempo que dejé de ser así. Alejo de forma tranquila sus dedos, tomando su mano para llevarla hasta la puerta principal, cerrando bajo llave nada más salir.

-Iremos caminando hasta el shopping, no queda muy lejos de aquí.

La llevo de la mano todo el camino, por cualquier cosa más vale tenerla bajo control, además del hecho que me agrada el tacto con su piel, es suave y más aún con el talco que le he pasado en todo el cuerpo. Los 500 metros que debemos caminar pasan en seguida y nos encontramos frente a las puertas de nuestro destino. Entramos primero al local en que compro mis ropas, en busca de algo formal para las fiestas o reuniones. Paso mi vista por un perchero que tiene vestidos de buena calidad y muy elegantes.

-Elige el vestido que más te guste de entre los que hay en este perchero.

Lo siento... -dijo ante la mirada.

Habían llegado al centro comercial, y entraron a una tienda en la que Alyssa le mostro un perchero lleno de vestidos. Los miró todos con mucho detenimiento, y encontró uno que le hizo brillar los ojos. El vestido de sus sueños

Se acercó a Alyssa con el vestido, mirandola sumisa.- Alyssa... ¿Puedo escoger este?... -La mirada que antes le había dado Alyssa sin duda la asusto un poco.- po... por favor...