Tan fastidiosa... [Libre]

Mientras espero a que elija el vestido que le guste observo algunos trajes de mi talla, hace tiempo que no compro ropa formal para mi así que aprovechando que ya me encuentro ahí lo voy a hacer. Miro una falda no muy larga color negra cuando la pequeña se me acerca con un precioso vestidito en mano, preguntando si está bien ese.

-Pues, está bonito pero deberás probarlo para asegurarte de que sea de tu taya.

La guío hasta el probador, haciéndola pasar y cerrando la puerta para que pueda probarlo más cómoda, no sin antes decirle que me avise cuando lo tenga puesto para ver que tal le queda.

Entró al probador, y se puso cuidadosamente el vestido para no dañarlo. Tradó un poco,- estoy lista... -Dijo con su voz suave, saliendo del probador con el vestido puesto, en el que se veia hermosa y dichosa. Sonreia, sonreia demasiado, estaba muy contenta, agradecía poder estar con Alyssa, y que aunque fuera ese día, sus caprichos fueran cumplidos, se sentía como una princesa en un cuento de hadas.

Dejo de lado mis cosas al oír que ya está lista y voy a verla, observándola ni bien sale del probador; la observo de pies a cabeza, pidiéndole que se de la vuelta para verla desde cada ángulo; en verdad ese vestidito que ha elegido le sienta bastante bien.

-Bien, si te gusta ese llevalo; ahora ve a cambiarte y nos vamos.

Mientras ella se cambia pago su vestido y la falda; cuando regresa le doy las prendas para que las coloquen en una bolsa con el isologotipo del negocio y partimos rumbo al local en donde compraremos el uniforme para el trabajo.

-Veamos, el uniforme es principalmente para no ensuciar ropa de salir, así que elige el color y diseño que gustes.

La miró feo cuando llegaron a la segunda tienda.- oye, no me gusta comprar contigo, eres muy aburrida, no sonries, eres tan neurotica, podrías al menos tratar de ser tu misma... -miraba las diferentes prendas que podía usar para trabajar.- asi ni si quiera pareces humana...

Siguió mirando, sin importarle si a Alyssa le molestaba lo que habia dicho.

La miro algo amenazante mientras elige al escuchar sus palabras. ¿Que sea yo misma? Pues noticia, lo estoy siendo, quizás no sepa nada de la vida aún luego de haber pasado por la experiencia de ser llevada allí, soportar los experimentos y ser mantenida encerrada hasta ahora; quizás en algo influya su carácter tan explosivo, de todos modos no tengo motivos para sonreír y creo que en cierto modo tampoco recuerdo como se hace.

Solo me mantengo de pie a un lado del mostrador, esperando a que elija el uniforme para seguir a la próxima tienda.

Empezo a tararear cualquier cosas que le viniera a la mente, eligiendo lo que llevaría para trabajar.

Se detuvo en seco.- no puedo elegir... -Dijo algo aflijida, volteando a Alyssa.- ayudame, por favor... -Suspiró.

Al oirla me le acerco, observando los diferentes uniformes; hay de todo tipo de colores, diseños, tallas. Saco uno de la percha, es azul oscuro, no llega a ser largo hasta las rodillas siquiera con un delantal pequeño en color blanco adornado con bolados y puntillas.

-Creo que este se te vería bien.

Le muestro la prenda, de un lado y del otro, y se la paso para que la pueda observar mejor y decida si quiere probarse ese o escoger otro.

Está bien, quiero este... -Sonrió.- gracias... -corrio al probador a ponerse el uniforme de trabajo, velozmente, pero se lo puso ordenado. Salió de un brinco del probador.- ¿Que tal? -Dijo mirando a Alyssa, haciendo que algunas otras personas la miraran raro, ella sólo sonreia.

Volteo cuando escucho que ya ha salido del probador y viene a mostrarme como le va el uniforme, la observo detalladamente, se ve más cortito de lo que parecía; la colita sobresale por debajo, enroscándose levemente en la punta, y hace que se vea aún mejor.

-Te queda muy bien, así que si te gusta llévalo, ahora ve a cambiarte que tenemos aún bastante que recorrer.

¡Si! -Dijo asintiendo, alegre, corrió a vestirse con su comoda ropa de nuevo, salió dado saltitos mientras se ponía uno de sus zapatos. Luego de que Alyssa pagara el uniforme, la tomó de la mano y la guió a mirar un montón de tiendas que no visitaba desde que su hermano había muerto, mirando todo muy contenta, en especial una tienda de peluches, es la que se quedo mirando un bonito peluche de león muy tierno. Sonrió, no había soltando a Alyssa ni por un segundo, se sentía protegida.

Aunque actues como un PAPÁ antipatico, no me caes mal, será divertido trabajar para ti... -Le sonrió, ahora a Alyssa.- Neurotica... -Le sacó la lengua.

-Será más agradable para ti si aprendes a comportarte niña, de otro modo no la pasarás muy bien a mi servicio, no tolero la falta de respeto, espero que lo aprendas pronto.

Hablo con voz serie, sin verla ni siquiera de reojo, solo enfocándome en la próxima tienda a la que iríamos, ya están los trajes pero aún falta el calzado y es en lo que debemos enfocarnos en este momento. Entramos a la zapatería, dejo las bolsas en la entrada y me acerco al dependiente.

-Necesito calzado para esta niña, dos pares cómodos para el trabajo y uno de zapatos de los más finos que tenga para salir.

El joven con una regla mide el tamaño del pie y parte a buscar los calzados, mientras tanto llevo a la pequeña hasta unos mullidos sillones forrados en cuero negro y la hago descalzarse, para esperar a que los calzados lleguen.

-Elige para trabajar lo que te resulte más cómodo así no te cansas muy rápido, y para salir los más bellos que combinen con el vestido.

Suspiro.- repito, eres aburrida, pero gracias por todo... -Sornió, y miro a su alrededor, buscando los zapatos adecuados para su vestido, los encontró.

Corrió sin mas hasta unos zapatos que se amarraban en las pantorrillas con dos cintas no muy grusas, eran del mismo tono rojo de su vestido. Volvio con Alyssa y le mostró sus zapatos de ensueño, con una linda sonrisa de niña que cumplia sus mas atolondrados sueños de princesa.- Alyssa, mira... -le mostro los zapatos.

Intento mantener la calma, esta niña seguramente algún día de estos terminará por colmarme la paciencia, aunque espero que ese día no llegue pronto porque en verdad me parecería un desperdicio.

Volteo para seguirla con la vista mientras corre en busca de algo, regresando con unos zapatitos rojos muy bellos que hace juego perfectamente con el vestido rojo que le compré minutos atrás en aquella tienda

-Siéntate y póntelos, si te quedan bien y no te molestan puedes cuidarlos.

Por una puerta aparece el dependiente con una pila de cajas en las manos, de seguro los zapatos para el trabajo que le mandé buscar. Las deposita frente a Sumomo y destapa todas las cajas, dejándole que vea cada para y elija.

Se porbó los zapatitos del vestido, no sólo eran bellos si que tambien eran muy comodos, sonrió, le quedaban muy bien.

Luego se probó los otros... muy divertida por ir asi de compras, eligio unos zapatos con hilos beiges, que se veian muy bonitos con el negro cuero del zapato. Sonrió.- este Alyssa... -La miraba con una sonrisa. Volviendo a suspirar, tomo sus mejillas, y volvió a hacerla sonreir.

Al notar que ya se ha probado ambos pares de zapatitos, y me dice cuales desea llevarse, pido al joven que los prepare y voy hasta la caja a pagarlos mientras la pequeña se termina de calzar los zapatitos que traía.

-Ya está todo, nos vamos Sumomo

Cuando la pequeña llega hasta mi le paso las bolsas de los zapatos y llevo yo las de los trajes, observo en varias direcciones, viendo todos los locales que hay en el paseo de compras.

-No se si haga falta algo más, ¿quieres algo, o ir a algún lado en especial?

Alyssa, no puedes preguntarme eso... yo sólo te sirvo a ti... no tu a mi... no quiero que te enojes... ademas... tu dijiste que yo era tu sirvienta... o al menos eso parece que dices cada vez me miras... -Suspiró. Se adelanto un poco, volviendo a mirar la tienda de muñecos, con ojos ensoñadores.

La miro extrañada ante su repentino cambio, de un momento a otro esa personalidad hiperactiva y cálida que he percibido de ella desde que la saqué de aquella tienda desapareció sin dejar rastros, volviéndose ahora más seria y ni siquiera se el motivo de esto.

-Te compré para que seas mi sirvienta, eso no te lo voy a negar, pero este día será diferente, ya que estamos aquí de compras podemos hacer algunas cosas más, luego si, a partir de mañana comienza tu trabajo y todo cambiará.

La veo dirigirse hasta la vidriera de una tienda de peluches y me acerco a ella, notando su mirada clavada en uno de ellos en especial.

-¿Lo quieres? Vamos por él.

¡¿EH?!! ¡¿Es enserio?! ¡Siiiii! -Abrazo a Alyssa con una hermosa sonrisa, tan contenta que no podía demostrarlo asi.

-Corrió hasta la tienda mirandolo los demas muñecos que habian dentro, como una niña pequeña, los acaricio a casi todos, y se decidió por el Leoncito de cabeza peluda y cuepo muy suave.- ¿Puede ser este?... -No era un muñeco muy grande, pero era adorable.

La dejo que me abrace sin reprocharle nada, al menos volvía a ser la misma que antes, se ve extraña cuando no está como ahora derrochando simpatía. La veo entrar corriendo al negocio, acariciando cada uno de los peluches que se aparecen en frente suya, hasta aparecer luego frente a mi con un leoncito de cabeza peluda.

-Si, puede.

Me acerco la caja a pagar el animalito y salimos del local, quedando igual que antes. Veo el reloj notando que ya es algo tarde, la hora de la cena. La tomo de la mano y caminamos hasta uno de los locales de comida lujosos que se encuentran en el shopping, ingresando a uno en el que preparan las mejores pastas caseras que he comido en mi vida.

-Esta noche comeremos aquí

Si... -Sonriente y con el peluche cargado en uno de sus brazos, y con la otra mano tomada de la de Alyssa como una niña pequeña.

Le hizo una seña a Alyssa.- ¿Alyssa puedes acercarte un momento...? tengo que contarte algo... -sonreia con ternura.

Nos encontramos dentro del restaurant, es muy bonito. Las paredes están pintadas de un tenue tono amarillo y bién iluminado; las mesas y sillas son de madera de algarrobo, cubiertas con manteles blancos. Estamos ya cerca de una de las mesas desocupadas cuando escucho la voz de la pequeña y me pongo a su altura para escuchar lo que quiere decirme.

-¿Qué es eso que quieres contarme?

Le da un dulce beso en la mejilla.- muchas gracias por todo... aunque seas algo apatica, me pareces una gran persona... -Le sonrió con ternura.

La miro algo extrañada por su acción, es que no puedo creer las libertades que se toma conmigo esta niña, pero no le digo nada, al menos se ve feliz y eso ya es algo.

Nos sentamos en la mesa a la que nos dirigíamos y tomamos las cartas. Observo detenidamente el menú para ver que puedo pedir esta vez; se que a pasta de aquí es muy buena, pero hoy tengo ganas de probar algo diferente.

-¿Qué deseas para comer Sumomo?

No lo sé... -Levanto la vista a Alyssa.- no soy muy buena eligiendo comidas, mi hermano siempre las prepara o las compraba para mi... y cuando estaba en el orfanato sólo comia la comida de las señoras, luego, cuando enpezaron a 'experimentar' conmigo, comia algo raro de una bolsa gris... -Suspiró.

Ni lo sé... -volvió a mirarla.

-Bien, no te preocupes, pediré yo por ambas.

Le sonrío levemente lo más que me es posible para que quede contenta y vuelvo a fijar mi vista en el menu, mirando una y otra vez aún indecisa de qué ordenaré, pensando también en qué pueda llegar a gustarle. Cuando veo que se acerca una gatita a tomar mi orden ya tengo decidido lo que será.

-Tráenos dos porciones de ravioles con salsa y dos jugos de naranja exprimida por favor.

La gatita se va y debemos esperar hasta que regrese con los alimentos.