En busca de una ayudante [Libre]

Me encontraba apoyada en el cristal que daba al exterior de la tienda, observando las gotas de lluvia que golpeaban contra su fría superficie. Mi cola se movía inquieta, pues a pesar de estar callada en mi mente cantaba una nana que recordaba de mi madre.

De vez en cuando al escuchar el crujido de la madera miraba en dirección a la puerta mirando casi con desdén como se llevaban a mis compañeras. Deseaba salir de aquel lugar pues no estaba hecha para estar en lugares cerrados por mucho tiempo y empezaba a sentirme cansada de aquel sitio, pues a pesar de mis múltiples intentos de escape siempre acababa de nuevo allí.

-Nya.....- tras un suspiro mi mirada se dirigió una vez más hacia la calle, esta vez una persona en concreto llamó mi atención, mis orejas alerta mientras miraba con cierta curiosidad como aquella figura se acercaba cada vez más con paso firme hasta la tienda. Una vez cruzó la puerta pude observar la figura de aquella desconocida. Morena quizás un poco más alta que yo, su melena aparentemente sedosa era de un extraño tono grisáceo.

Con paso firme, aunque algo inseguro, se dirigió al dependiente de la tienda, entablando con éste una conversación que no llegue a escuchar, pero tras un gesto de su mano indicándome que me acercase con paso ligero me dirigí hasta ellos algo nerviosa. Una vez allí el dependiente puso su mano sobre mi hombro impidiendo cualquier movimiento por mi parte.

-Esta Kitty es un tanto revoltosa pero es una de las mejores en cuanto a cocina y limpieza se trata.- ante la atenta mirada de ambos no pude más que sonrojarme -Aunque si prefiere a otra tenemos, otras más tranquilas.

-Por favor señorita prometo comportarme- no pude quedarme callada sin más ante el último comentario de aquel hombre, no quería seguir allí más tiempo. Sonreí inmediatamente después de mi comentario mirando directamente a los ojos a mi posible nueva ama, aunque noté que un leve sonrojo se apoderaba de mis mejillas decidí no esconderlo, pues quería que notase que no decía una mentira.
-Pero, si no me quiere lo comprendo... hay chicas mejores ¿ne?,- volví a sentarme donde me encontraba en un principio, algo decepcionada, pero era lo justo, lo único que podía hacer era sonreír y seguir adelante, mientras observaba a la linda mujer, decidí esperar pues no era de buena educación obligar a una persona a elegir a la fuerza.

Tomé aire para no saltar de alegría cuando dijo que se quedaría conmigo. Por fin iba a salir de allí, sin poder contenerme me escurrí del agarre del dependiente y abracé a mi nueva dueña.

-¡Muchas gracias ama!- me di cuenta de mi error tarde pues parecía algo incómoda con aquel abrazo, me aparté un poco sonriendo con dulzura con la cabeza agachada.

-Lo siento, no pude controlarme- rascándome la nuca algo avergonzada sentí una vez más como aquel hombre volvía a cogerme del hombro a lo cual respondí con un leve gruñido.

-Bueno si se ha decidido, acompáñeme- observé como el dependiente se dirigía al mostrador mientras que yo me acerqué al cristal que daba hacia la calle apoyando ambas manos en éste.
Mi cola se movía inquieta de un lado a otro mientras esperaba paciente a poder salir de allí con mi ama.