Despertando después de un largo tiempo... [libre]

"¿Dónde estoy?..." Pensó cuando su mente comenzó a recobrar la conciencia. Aun no abría los ojos y los sentía tan pesados que no se creía capaz de abrirlos. Su cabeza estaba sumida en una profunda confusión, no recordaba que había pasado, sólo recordaba pequeños fragmentos.

"Acompañé a la señorita Venus a una misión... nos separamos... me oculté y..." Sus fugaces recuerdos llegaban hasta allí. Jamás se imaginó que su segunda salida de la tienda fuera a ser tan breve. No queria volver, no quería reconocer que había fracasado nuevamente como una Kitty...Pero no estaba en Neko Maiden, no olía a cojines nuevos ni a limpiador de cristales. El olor que percibía era a químicos, medicamentos y desinfectantes. "Por dios, estoy en el hospital!" Se alarmó, si ella estaba en el hospital ¿Dónde estaba su ama?

Abrió los ojos lentamente sintiendose levemente mareada. A primera instancia no pudo ver nada, estaba cegada por la luz que entraba por la ventana. Pero, poco a poco, pudo distingir los objetos que la rodeaban...desde las más cercanas hasta las más lejanas. Se dio cuenta de que, en verdad, estaba en una sala de hospital esteril y blanca.

Trató de moverse, pero no pudo, sentía un lacerante dolor en su pecho y en su hombro. Pensó que sería mejor analizar mejor el como estaba antes de intentar algun movimiento. Bajó sus ojos lentamente mirándose.
Su pecho estaba vendado y un montón de cables salían de su cuerpo y se conectaban a una serie de aparatos electrónicos que emitían una serie de ruidos extraños. Tenía una botella de suero a su lado, el cual estaba conectado a un fino conducto que se conectaba a su mano por medio de una aguja con forma graciosa, parecía una mariposa que estaba posada en su mano.
Pero no vio nada más que fuera extraño o alarmánte, sentía sus piernas y sus manos, las cuales movía lentamente. Sólo era su pecho el que dolía.

Bianca quería recordar que había pasado, como había llegado allí y donde estaba. Claramente no recordaba el haber recibido ese disparo de un enemigo oculto. La kitty, al tratar de alertar a su ama había recibido dos balazo por la espalda, gracias a dios llevaba un chaleco antibalas ya que el primer disparo le llegó de lleno en medio de la espalda, el impacto hizo que perdiera el equilibrio y mientras caía recibió el segundo disparo. La bala entró en diagonal por su hombro lastimándole un pulmón, había pasado meses en coma por la pérdida de sangre y por la gravedad de la lesión. Pero ahora estaba despierta, aunque no recuperada. Al menos era algo.

La kitty suspiró adolorida ahogándo un sollozo para luego cerrar los ojos un momento, como si durmiera.

Sintió el leve gemido de la puerta al abrirse, pero no abrió sus ojos para mirar, estaba cansada y asustada de estar sola en aquel lugar, sin más compañía que las intimidántes máquinas que la rodeaban como monstruos que esperan a que te duermas para devorarte. Su respiración era agitada y, al exalar, se escuchaba un adolorido gemido proveniénte de sus pulmones.

Dejó pasar algunos minutos antes de abrir sus ojos para mirar a su alrededor, aunque en su mirada se notaba que estaba algo aturdida por los medicaméntos conservaba lucidez. Fijó su vista en la chica de cabellos violetas y ladeándo su cabeza ligeramente le sonrió al tiempo que una lágrima escapaba por su mejilla.

-D...dónde...e...estoy?.- Preguntó con voz ahogada y entrecortada. La chica violeta era la primera persona que veía desde que recobrara el conocimiento. Tampoco iba a desaprovechar su oportunidad de saber donde estaba.

-¿Cuánto tiempo llevo aquí?- Preguntó mirándo algo desorientada a su alrededor tratándo de incorporarse, pero sólo logrando que una lacerante punzada le atravezara el hombro lastimado y la hiciera toser.

Finalmente se rindió a su intento de sentarse en la cama dejándose caer en la enorme almohada en el cual descansaba. Su respiración era agitada, como si hubiera corrido una gran distancia. Se llevó una mano pálida y llena de cables a su pecho como un intento de calmar su respiración para luego mirar a la otra chica, ladeando la cabeza levemente volviéndo a sonreir.

- Y tu...quien eres?... no eres una enfermera.- Preguntó sin perder su amable sonrisa.

Al sentir esa caricia en su cabeza Bianca se relajó casi de inmediato, quedándose quieta mirándo a la chica de largos cabellos violetas. La miró por largo rato antes de dar un suspiro.

- Si eres una paciente...¿que haces aquí?.- Preguntó curiosa, sabía que a las kittys las dejaban en un ala diferentes a las humanas y que no las dejaban mezclarse...entonces, que hacía esa linda chica allí?.- Si la enfermera te ve te vas a meter en líos...- Comentó recordándo lo malhumorada que era la enfermera.

Se miró, como si no se hubiera dado cuenta de todos los aparatos a los que estaba conectada y luego suspiró.

- Supongo que estoy viva gracia a estos aparatos....- Murmuró mirándo todas las vías que entraban por sus venas como las raíces de un árbol que se entierran en la tierra.

La miró ante la pregunta sonriéndo algo más animada.

-Gracias... aquí sólo entra la enfermera y no habla mucho, sólo me regaña porque no le agrada trabajar con nosotras...- Comenta dejando en claro que la malhumorada enfermera era la única persona que la visitaba.- Segura que no te meterás en problema si te sorprenden visitándome?.

La neko parecía más preocupada de los líos en qeu pudiera meterse la otra chica que en los regaños que posiblemente recibiría ella misma.

La gatita la miró ante la pregunta y se llevó uns de sus manos al hombro lastimado.

- Me dispararon...- Susurró mirándo hacia la cama con una expresión ausente.

Cerró los ojos ante esas tiernas caricias, le gustaba. Esta chica era dulce y atenta, cosa que no había visto muy amenudo. Sonrió al escuchar que la otra chica no quería dejarla sola, cosa que agradeció.

Al estar siempre sola Bianca era presa de una enorme tristeza que la hacía llorar muy amenudo, ya que esa misma soledad la hacía sentirse abandonada haciéndola recordar a su primera dueña la cual la abandonó en el parque. No quería vivir eso nuevamente, pero al verse sola y herida en una solitaria cama de hospital no la ayudaba a sentirse mejor.

Se realjó simplemente disfrutándo de la compañía de la chica violeta.

La gatita etsaba muy a gusto ahí, junto a esa amable chica que le acariciaba los cabellos.

-Né... que haces?.- Preguntó pensándo un momento más.- Me refiero a que si estudias o trabajas.... por tu apariencia yo diría que eres estudiante.- Agregó mirándola un poco más animada.

Sabía que la otra chica querría saber como era que había llegado al hospital, pero prefería cambiar el tema drásticamente para evitar darle una negativa a tan amable chica.

-Sabía que eras estudiante.- Le dijo con una sonrisa amigable mirándole con sorpresa al escuchar que cantaba.- Wow...genial! debe ser muy divertido!

Aun le dolía el pecho cuando hablaba o reía, pero no podía negar que esa chica le hacía sentirse más animada y con ganas de hablar.

-Yo soy Bianca, encantada.- Contestó tomándo una de las manos de Karen y estrechándola entre las suyas con suavidad, sólo entonces se dió cuenta de lo helada que estaba ya que las manos de Karen se sentían suaves, tersas y cálidas.

- A de ser genial ser cantante.- Le dijo sin perder su sonrisa.- Supongo que viajas mucho y que conoces muchos luganes, né?

Se veía a la neko animada, muy diferente a la deprimida gatita que viera cuando entrara.

Notó la mirada sorprendida de la otra chica cuando sus manos se tocaron, pero la gatita simplemente se encogió de hombros.

- La enfermera dice que es porque perdí mucha sangre y mi cuerpo aun no produce sangre suficiente para compensar lo que falta.- Dijo sin darle mucha importancia.

Eso dejaba en evidencia que las kittys no tenía un trato como a los demás pacientes que , en una situación así, serían sometidas a un transplante sanguíneo de inmediato. Pero con Bianca sólo la habían dejado allí para que se recuperara por sus propios medios, después de sacarle la bala.

-Podrías contarme de esos lugares lindos que conoces?.- Le pidió sin dejar de sonreir.

Pero al escuchar sus últimas palabras esa linda sonrisa gatuna se desvanesió. Volviéndo a su tristeza de hace unos momentos.

- No me hacen transplante, porque soy una kitty...y mi dueña no se ha presentado...- Respiró hondo fijándo su mirada en sus manos dejándo ir lentamente la mano que tenía sujeta.-... La enfermera dice que alguien me encontró en la calle llena de sangre, pero estaba sóla...de eso creo que ha pasado muchos días...

Guardó silencio un momento para mirar por la ventana que daba al nivel del suelo de un jardín, donde en ocaciones se podía ver sólo los zapatos de aguien que caminaba por allí.

- Una Kitty sin dueña no es más que un objeto... sin utilidad...- Esta última frase salió llena de dolor. No le agradaba hablar así de su especie, pero el resto del mundo pensaba así.

Los ojos de Bianca se abrieron sorprendida ante la oferta de la chica, no se lo esperaba.

-No..si me das sangre te pondrás enferma...además no sé cuanta cantidad se ecesita y si nuestra sangre es compatible.- Le dijo algo inquieta con la idea.- ....ya estoy mejor, sólo tengo que recuperarme de la herida que dejó la bala...no tienes que...no es necesario.

La gatita estaba algo complicada con la situación, no estaba acostumbrada a tanta amabilidad desinteresada la cual le descolocaba un poco.

-Pero si quieres puedes venir a verme cuando quieras... si es que la enfermera lo permite...- Comentó sonriéndo nuevamente.

La gatita se quedó pensando por un buen rato. No quería causarle molestias a Karen, pero esta insistía amablemente con ayudarla.

-Mmm... no sé,supongo que la enfermera estará feliz si tengo la posibilidad de salir antes de lo planeado.- Comentó aceptándo indirectamente la ayuda de la chica.

Pero ¿Qué haría cunado saliera del hospital? No podía volver a casa de su antigua ama, no recordaba como llegar, ni tampoco tenía ningún número de contacto. Esta preocupación se reflejó en los ojos de la kitty por un momento.

- Gracias por ayudarme...- Le dijo con una gentil sonrisa.- Prometo pagarte toda esta amabilidad.- Agregó con sinceridad y franqueza.

-Si, si tengo...- Insistió mirándola con un tierno puchero.- No me gusta causar molestias sin hacer nada...aunque no sé como podría pagarte...- Agregó llevéndose un dedo a sus labios de forma pensativa.

No tenía idea de como podría pagarle. ¿Tal vez con algo de trabajo? Podría limpiar su casa o algo así. Bueno seguro que se le ocurriría algo. Además tenía que salir del hospital y hacer algo o la devolverían a la tienda...y no quería volver allí por tercera vez.

Las orejas de la Kitty se movieron antes de darse cuenta del sonido que escuchaba, de forma muy débil. El inconfundible taconeo de la enfermera. Bianca miró a Karen algo asustada pues no sabía como reaccionaría la enfermera al ver a la otra chica.

- Viene la enfermera...- Susurró.