Nueva tienda, nueva dueña? [priv. Gabrielle]

Llevaba aproximadamente un par de semanas de su aparente libertad en la que la tienda donde la cuidaban y la ofrecian en venta, había quebrado y la habian hechado a la calle.

En ese tiempo había vagado un rato con apenas una pequeña mochila con un par de cambios de ropa desgastados y sus fieles botas. No había comido muy bien, y a decir verdad, aquellas semanas se notaban ya en su complexion de por si ya delgada, ahora a un punto en el que comenzaba a amenazar su salud. Su piel se notaba cetrina y unas ojeras se marcaban un poco bajo sus ojos, mas no parecia importarle gran cosa, pues aquella suave sonrisa de aparente curiosidad no parecia desaparecer de su rostro.

Después de un paseo por las montañas, había regresado de nuevo a las calles, buscando un poco de calidez y un lugar seco y protegido donde dormir.
Fue entonces que vió aquella tienda anunciando a las kittys, y un agradable aroma proveniente del lugar, le atrajo hacia ahí.

Se asomó con cuidado y después de hechar un vistaso, se adentró en el lugar buscando el origen de aquel olor dulce que llamaba su atencion. Sin embargo al ver el tamaño de aquella tienda y la manera en que estaba arreglada, se olvidó por un momento de donde se hallaba y de que debia ocultarse.
Deslizando su mirada por cada detalle de la tienda fue que lo vio, en un mostrador cercano yacía una pequeña caja de cristal con algunos dulces que se ofecían a los vendedores que llegaban a esa tienda.

Miró alrededor para asegurarse que nadie la obserbaba y avanzó rapidamente hasta ahí tomando unos cuantos y, desenvolviéndolos, se llevó 3 seguidos a la boca.

-uhmmm...- un suave suspiro de placer brotóinconcientemente de sus labios, ante el azucar en su boca.

"Necesito a alguien que me ayude en casa" Pensó mirándo la entrada de la enorme tienda de Kitty. No le gustaban, jamás le había gustado el concepto de "Compre su propia esclava", pero no había encontrado a ninguna chica que quisiera trabajar en su casa, cuando se acercaba a alguien y le explicaba el trabajo ellas siempre respondían "Usted es doctora, tiene dinero ¿porqué no compra una kitty?"

Así que allí estaba frente a la tienda sin decidirse a entrar aun. se dedicó a mirar la vitrina donde habían varios accesorios para las kittys como vestidos de Maid, lazos y bellos brazaletes. Miraba todo con aire distraído tras sus gafas de sol, las manos enfundadas en los bolsillos de su chaqueta de cuero y bajo un brazo, el inseparable casco de su motocicleta.

-......?

Desvió la mirada al ver a una linda kitty pasar por su lado y entrar a la tienda..."Creí que las kittys querían salir de este lugar y no entrar por cuenta propia" Pensó siguendo a esa felina chica con la mirada sin poder evitar sonreir levemente al verla comer los caramelos con tantas ganas.

Entró finalmente sólo para poder mirar a la falina más de cerca y lo que vió no le agradó mucho. La gatita se veía muy delgada y el color de su piel indicaban una pésima alimentación. Su rostro pálido y ojeroso tampoco daban un muy buen aspecto a tan adorable expresión. ¿Quién sería la descuidada dueña de esa gatita? Alzó una ceja al sentir como la rabia comenzaba a subir dándole ganas de averiguar quien era la descuidada idiota que dejaba que tan adorable gatita terminara en ese estado.

Se movió nuevamente simulándo que su atención estaba centrada en los escaparates, pero mirándo a la chica en todo momento. Fue entonces que se percató que la dependienta miraba de forma extraña a la gatita, como si le desagradara que estuviera sola en la tienda. La señora caminó directamente hacia la chica, pero antes de que pudiera hablar Gabrielle se acercó a ellas.

- Una kitty sin dueña?- Dijo la mujer mirándo a la chica frunciéndo la nariz al ver el aspecto de ella.- Que criatura más delgada... Ven, te bañaremos y, después de que comas y tevistas de forma decente, te encontraremos una dueña.- Si bien las palabras de la muejr eran amables, su semblante distaba mucho de serlo, ya que, la avaricia de una buena venta brillaba en sus ojos.

- ¿Cuantas veces te he dicho que no te alejes de mi?- Habló con voz firme Parándose junto a la gatita y mirándo con una fría expresión a la mujer.- ¿Tiene algún problema señora?-Preguntó sin cambiar su fría expresión la cual obligó a la dependienta a disculparse de inmediato.

- Mis disculpas, creí que la niña estaba sola y sólo quería ayudarla..... Contestó rápidamente mientras se estrujaba las manos en un gesto nervioso.

- No...no está sola...- Sentenció con un tono de voz que no dejaba ni el más mínimo espacio a la duda o a la réplica.- Vámonos...ya es hora de almorzar.

Se dió media vuelta y comenzó a caminar, no sabía si la gatita había captado su intento de ayudarla, pero esperaba que así fuera. Todo el mundo sabía que las Kittys no eran muy bien tratadas en las tiendas, sobre todo las que eran recogidas de la calle...todo el mundo los había y nadie hacía nada...era un horrible secreto a gritos.

Cuando llegó a la puerta volteó para ver si la gatita la había seguido o no.

Spoiler:

La voz de la dependienta, la había sacado de su burbuja de felicidad con aquellos dulces. Había volteado a verla asustada sin saber que hacer y por instinto habia bajado sus orejitas.
Sin embargo, antes de poder responder algo, aquella mujer de cabellos castaños se había puesto a su lado, defendiéndola como si fuera suya.

Miró a esa mujer momentaneamente, con sorpresa, y nuevamente a la dependienta ahora notoriamente nerviosa. Parpadeó repetidamente y considerando que la dependienta podía llegar a reñirle por comerse sus dulces, decidió seguir a su defensora.

Al escuchar la palabra "almorzar" no pudo evitar alzar nuevamente las orejitas con interés y seguidamente sintió su estómago rugir y se llevó una mano a esa zona, sonrojándose. "si al menos hubiese podido agarrar un par de dulces más..." pensó a sus adentros.

La siguió con la mirada gacha y sonrojada, y al verla detenerse en la puerta, tropezó y volteó a verla tímidamente sin saber que hacer. Apenas salían de ahí, asi que no consideraba buena idea el agradecerle su ayuda en aquel momento, así que esperaría a que dieran unos pasos más.

Spoiler:

Al ver que la gatita la seguía simplemente abrió la puerta haciéndole un gesto con la cabeza para que saliera, pero sin dejar de mirar a la dependienta.

-Jamás vuelvas a irte sin avisarme... ya no se puede confiar en nadie en estos días....- Dijo finalmente dirigiéndo esta última frase a la dependienta.

Una vez en la calle se alejó unas cuantas tiendas de la principal antes de voltearse a mirar a la felina.

- Si me dices como contactar a tu verdadera dueña te puedo llevar hasta allí.- Ofreció mirándola con seriedad, pero sin reproche en sus ojos marrones los cuales examinaban a la felina con ojo médico, libre de dobles intenciones....tienes dueña ¿verdad?- Se aventuró a preguntar posándo una mano sobre el hombro de la felina.

Gabrielle no era de la clase de mujer que se apiadara de cualquier persona, pero el tema de las kittys era diferente y como doctora no podía dejar a una chica en las condiciones de clara desnutrición como la que presentaba esta chica.

- Vamos... lo del almuerzo no era broma, me muero de hambre y no pienso dejarte en la calle con esa vieja vigilándonos desde la tienda.- Comentó extendiéndo la mano hacia la felina y haciéndo un dicimulado gesto hacia la tienda la cual acavaban de dejar para mostrar a la dependienta mirándolas fijamente por el escaparate.

La felina se había limitado a asentir a las palabras ajenas mientras se alejaban de la tienda, su andar se mostraba mas retraido que cuando habia entrado ahi, y tropezaba constantemente como si no pudiese andar bien.

Alzó las otrejitas nuevamente al escuchar el ofrecimiento de la mujer y se sonrojó ligeramente aunque no respondió enseguida, así que se sobresaltó un poco al escuchar la siguiente prengunta y desvió la mirada bajando nuevamente sus orejitas.

-no... yo... no tengo dueña... y...- enderezó las orejitas pensando en una probable acusación, subiendo el rostro entre sorprendida y nerviosa -juro que no me he escapado de ninguna parte!- agregó mas fuerte y calló repentinamente llevándose una manita a la boca desviando la mirada y bajando las orejitas apenada.

Volvió a mirarla aunque manteniendo las orejitas gachas y se sonrojó aun más al escuchar sobre el almuerzo, pues, aunque no lo admitiría en voz alta, en realidad moría de hambre, y su cuerpo lo demostraba completamente.

Volteó a mirar la tienda moviendo la colia de un lado a otro con interés y curiosidad y ladeó la cabeza al ver a la dependienta ahi asomada. Suspiró y volvió a ver la mujer contemplando su mano con curiosidad, sin saber exactamente que esperaba, debía tomarla?

Miró nerviosa a su alrededor y al final estrechó torpemente la mano ajena sin soltarle, aunque su agarre era en realidad muy suave. Entonces alzó la vista hacia ella y le observó con curiosidad.

- Calma.... no te he dicho nada.... si no tienes duela, pues bueno....te creo.- Le dijo encogiéndose de hombros, pero sonriéndo levemente ante la reacción de la falina.

Cuando sintió el suave tacto de la mano de la gatita se dió cuenta de cuan grave era su estado. Si bien su piel era suave y tersa, tenía un tacto frío con signos de deshidratación...Y eso era suficiente, no la dejaría en la calle. Si no tenía dueña...bueno, mejor para Gabrielle, así no tendría que rendirles cuentas sobre lo que hacía.

- Y si no tienes dueñas....cómo es que andas en la calle?... Preguntó mienrtas caminaba con la gatita de la mano.

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