Departamento Reika/Layla (Priv)

Siguiendo su ejemplo, me quité también la camiseta que llevaba, dejando al descubierto mis senos, mientras sentía su boca en mi entrepierna. Mis caderas se movieron casi con vida propia, mientras echaba la cabeza hacia atrás y, con los ojos cerrados, gemía intensamente.

La excitación aumentaba, mientras yo me movía sin control alguno, con la respiración entrecortada y jadeante. Me agarré al sofá, y luego a los hombros de Reika, mientras todo mi cuerpo se tensaba de placer. Grité, arqueando la espalda, teniendo el primer orgasmo de mi existencia.
Me quedé tendida, jadeando todavía, mirando con los ojos entrecerrados a mi ama.

Correspondí a su sonrisa juguetona con una tímida y complacida, mirando yo también la película, pero concentrándome de nuevo en lo que ella estaba haciendo, dejando escapar intensos gemidos, volviendo a acelerarse mi respiración. Le aferré los hombros y traté de descender un poco, porque deseaba que me besase.

Correspondí a su beso, al principio con timidez, pero después con mayor naturalidad, mientras rodeaba su cuello con mis brazos. Mis gemidos quedaban ahogados por sus labios. Empecé a moverme un poco debajo de ella, para frotar mejor mi entrepierna contra la suya, notando que la excitación volvía a ascender.

La seguí sin pensar adonde iba, sin que me importase lo más mínimo. Ahora mismo, sólo quería seguir estando con ella, seguir teniendo su cuerpo junto al mío. Me quedé tendida en la cama, gimiendo otra vez, con la cabeza echada hacia atrás para que tuviese mejor acceso a mi cuello. Cada uno de esos besos en una zona tan sensible para mí me provocaba un ligero estremecimiento, mientras respiraba con agitación.

Me aferré a ella, gimiendo con los ojos cerrados, notando que mis pechos se ponían duros ante su contacto y que volvía a sentirme húmeda.
-Ah... ah... Re... Reika...
Entreabrí los ojos, jadeando ahora profundamente, descubriendo esas nuevas y maravillosas sensaciones.

A cada punto me excitaba más, arqueando la espalda, como ofreciéndole mis pechos, dándole total acceso, mientras empezaba a mover la cadera, frotándome ahora en su rodillas, dejando escapar profundos jadeos.
-Más... más...
Me avergoncé de estar diciendo eso, pero una parte de mi mente se había desconectado y ni la timidez me impedía decirle lo que deseaba.

Las sensaciones eran mucho más intensas que antes, hasta el punto de que creí que me volvería loca, que me perdería en medio de tantas emociones juntas.
-Reika... ah... ah... ah...
Ya apenas podía hablar, el placer era demasiado intenso. Sólo pude seguir jadeando, gimiendo y emitiendo grititos cuando el goce resultaba ya indescriptible.

Apenas podía decir nada, pero al escuchar su pregunta y ver dónde se hallaba, me sonrojé a un más. El hecho de verla allí, tan hermosa, entre mis piernas abiertas mientras todo en mí palpitaba de excitación era increíblemente intenso.
-Yo... ah... Quiero sentirte... muy dentro... fuerte...
No sabía por qué estaba diciendo eso, pero las palabras brotaban de mi boca casi por voluntad propia, mientras mi espalda se arqueaba de nuevo ante el sencillo contacto de su dedo en mi sensibilizada entrepierna.

Empecé a jadear tan pronto su lengua se introdujo dentro de mí, aferrándome ahora a las sábanas de la cama, sin poder evitar mover mi cadera, como intentando hacer más profundo el contacto. Hubiera mentido si no dijera que aquella era la mejor experiencia de mi vida.
No pude aguantar por más tiempo y tuve un nuevo orgasmo, gritando otra vez, jadeante.

Saboreé el flujo, pensando que sabía extraño, porque era la primera vez que tomaba algo así, pero no me desagradó. Me sorprendí y al mismo tiempo sentí bien cuando ella se sentó con las piernas en torno a mi cuello, dándome acceso a su húmeda entrepierna. La miré con una sonrisa que estaba perdiendo inocencia.
Empecé a lamerla, al principio de forma inexperta y tímida, pero después más profundamente, aferrándome a sus caderas.

Continué, animada por sus palabras, lamiéndola por unos instantes de forma superficial, y después otra vez de una manera más profunda, deteniéndome apenas unos segundos para que fuese más intenso el momento en que continué, ya más rápida y hábilmente.
Aquella situación me estaba excitando a mí también, de manera que cada vez intentaba hacer el contacto más intenso, perdida ya mi timidez.

Percibí aquel estallido de placer y lamí aquellos flujos, saboreándolos sin ningún tipo de pudor o asco... era más, me gustaba aquel sabor tan íntimo. Después me aparté un poco y me quedé tendida, exhausta, con ella todavía encima de mí, pensando si de verdad era posible que yo hubiese sentido tanto placer y que hubiese sido capaz de dárselo también a ella.